jueves, 21 de abril de 2011

No se si es algo común al resto de los mortales lo que a mi me viene a suceder en ocasiones... no voy a decir que habitualmente, pero si lo justo como para escribir una entrada con las situaciones que me sobrevienen por las mañanas...

Me estoy refiriendo al despertar sin despertar. A levantarse aún en sueños, en ese estado en el que como autómatas empezamos a movernos por inercia o por la costumbre ya incrustada en el tuétano de los huesos y en la elasticidad de los músculos, que hacen que se mueva el cuerpo sin necesidad de que sea por una respuesta cerebral coherente ni por una voluntad decidida.
Si, hay veces que parezco un zombi, salvo por el hecho de no ir con los brazos extendidos hacia adelante...por lo demás... igual de blanca por las mañanas, igual de enmarañado el cabello, y con unas legañas del tamaño de una moneda de 10 céntimos en cada ojo... Pero la cuestión real no es esa..es decir, eso no es lo curioso, puesto que la mayoría de nosotros nos levantamos así; lo realmente llamativo es en aquellas ocasiones en las que una se levanta sin estar en este mundo...dando los últimos coletazos oníricos en ese afán por alargar o agarrarse al dulce placer del disfrute en otro mundo pasajero.

Por lo tanto no es de extrañar que parezca un muerto viviente y me ocurran cosas como meterme en la ducha y salir de ella creyendo que me he lavado el pelo, porque me lo he mojado y frotado, y resulta que cuando lo estoy ya secando con el secador...está igual de sucio que antes...si, se me ha olvidado ponerme el champú; o colocar las cosas más extrañas en el microondas creyendo que es el café con leche...y es la taza vacía o  la cuchara, o el tarro del café soluble; o quitarme el pijama y a la hora de vestirme para salir a la calle volvérmelo a poner pensando que es la ropa de calle... o salir a la calle en zapatillas de ir por casa porque se me han olvidado ponerme los zapatos.. (menos mal que me doy cuenta en las escaleras..); e incluso tener la regla y olvidarme de ponerme algo..(eso ya es muy fuerte..solo me ha ocurrido una vez..menos mal que tengo la casa en el bolso desde que no tengo casa jeje).
Si, como podéis comprobar el día que buceo por el mundo de los sueños...tardo rato en salir de él. También tengo que decir que me ocurre no en muchas ocasiones...puesto que a mi mas bien me cuesta dormir, y no digamos dormir bien....eso es un lujo.
Suelo tener pesadillas que a temporadas son recurrentes y en ocasiones son aleatorias; y sueño cosas de lo más extraño, supongo que como todos...En ocasiones he pensado en escribirlas al despertarme pero cuando me pongo frente al papel pienso que es demasiado complicado transmitir en toda su dimensión fantástica todo lo que acabo de vivir en los sueños.

Como ya sabéis, porque lo he comentado en muchas ocasiones, me encanta soñar, tanto dormida como despierta, me encanta de verdad... la mente se transporta donde realmente me gustaría que estuviera y así conozco en sueños los mundos en los que me gustaría estar y conversaciones con gente que me gustaría tener y pisar donde no hay suelo y hacer cosas increíbles; tener superpoderes (me encantan las pelis de superhéroes de cómic), tener otras vidas, otras oportunidades. Supongo que por todo esto me encantó Origen de Christopher Nolan, así son un poco en muchas ocasiones mis sueños...esa realidad transformada como el subconsciente quiere (en ocasiones porque hemos trabajado el consciente antes de dormir o soñando despiertos; pero en otras porque los sueños, sueños son, y en ellos cabe lo imprevisible, lo improvisado, lo que no estaba planeado).
El día que no sueñe, creerme, no viviré.

Dejando a un lado mi voluntad en querer transmitiros lo que disfruto con el sueño y lo que me molesta por tanto, el insomnio; ese acompañante mío que desde pequeña ha sido mi amigo invisible; quería poner énfasis justo en el momento de tránsito que se produce entre el sueño y el despertar, que para algunos es instantáneo siempre y para otros solo en ocasiones.
He comentado esto alguna vez con mis familiares y amigos, y a pesar de que se, por ejemplo, que a mi hermana SunSun (porque lo he visto en primera persona) le ocurren cosas como las que me ocurren a mi; mi hermana Crudins no puedo tenerla en consideración, porque fue sonámbula hasta bien mayor (menos mal que ya pasó..porque montaba cada show...); pero no era una sonámbula de sueño placentero...soñaba que siempre nos agredian, a SunSun y a mi (siempre lo mismo y sólo con nosotras dos), por lo tanto era curioso ver lo que hacia  y lo que decía, mirándote con esos ojos grandes estando dormida. Le costaba mucho despertarse estando sonámbula, y aunque la zarandeabas... acabamos por meterla bajo el agua de la ducha, aprovechando que siempre se metía en la bañera gritando.
Me consoló saber que hay gente que hace las cosas más peculiares en ese proceso de tránsito y que no soy la única que a veces se mete el peine en la boca para lavarse los dientes ...

En conclusión....hay veces que parezco Beetlejuice (personaje que adoro desde mi infancia), un muerto muy vivo, igual de cachondo y con las mismas pintas al amanecer, viviendo dentro de una maqueta.



                              

miércoles, 20 de abril de 2011

No hace falta que digais nada....y es que ya se que no os va a gustar esta entrada y que soy una pesada, pero es que si..... Charlie Feathers vuelve a ser  de nuevo, uno de los artistas seleccionados por Tarantino para la segunda parte de Kill Bill.

La venganza de "La Novia" se sirve fría y madurada, y Tarantino en la música que selecciona para que el espectador se imbuya en esa sed de justicia compartida que nos hace estar al lado de Uma Thurman (en este desenlace vengativo en el que solo dos quedan por aniquilar), se aprecia un cambio musical respecto a la primera parte con tintes mas épicos y menos dinámicos; en ésta canción de Charlie Feathers también se respira este ambiente.

«Parecía que estaba muerta ¿verdad? (...) He matado a un puto montón de gente para llegar hasta aquí y ahora sólo me queda uno más. El último. Ése hacia el cual ahora conduzco. Y cuando llegue a mi destino... voy a matar a Bill».



Un consejo para escuchar esta canción...hacerlo con el volumen alto....
Can´t Hardly Stand It....¡disfrutadla!..



sábado, 16 de abril de 2011

Ya es sabido por todos aquellos que me conocen bien, las veces que suelo chocarme con todo y darme golpetazos con todas las esquinas. El resultado siempre es el mismo.... moretón; no tengo las piernas de una modelo precisamente...más bien parecen las de un dálmata (mi operación bikini de todas las primaveras, consiste en procurar ir con cuidado durante una temporada para que mis piernas puedan destaparse sin que parezcan psicodélicas).
A veces es porque voy despistada, otras veces porque tengo mala suerte (y no es un pretexto, es verdad, a veces me siento y sencillamente al meter la silla hacía dentro, resulta que había una pata o una bandeja para colocar cosas que yo no sabía y que por supuesto no iba a perder el tiempo en comprobar antes de sentarme..); pero la mayoría de las veces es porque voy deprisa, si eso es, voy con ansia por los habitáculos sin darme cuenta, en mi afán por hacer las cosas rápido y bien.

Una de estas gloriosas ocasiones de infortunio sucedió un domingo hace ya algunos años cuando bajaba de mi hogar en La Casa del Ruido hacia la calle. Como ya sabéis, yo vivía en un segundo con principal, es decir, para subir o bajar tenia que dar tres círculos de escaleras, ya que no había ascensor.
Aún con resaca de la noche anterior, me arreglé un poco para apurar el fin de semana y bajar a tomar unas cervezuelas a la Bachata Aburrida y charrar un rato con Lebiram (que le tocaba trabajar ese domingo sola).

Sunsun siempre en la parte del sofá que sirve para estirarse (en estos sofás que desde hace unos años hacen con una parte para sentarse y una de las esquinas alargadas para estirarse), que ya tenía hecha la forma de su cuerpo y encajaba pues a la perfección en él, no quiso bajar conmigo (no es mucho de bares..y menos de bares de Melrose Place) supongo que, porque hubiera necesitado un pico de escalada para salir de ahí y eso suponía dejar el bol de kellog´s de entre sus manos (¡¡¡algo impensable!!).
Así, que como no, baje sola al bar, como muchas otras veces (era algo que por otro lado solía hacer y que llamaba mucho la atención del personal...aun sigo sin saber porque; supongo que por un tema tal vez, machista o retrógrado...tanto por parte de hombres como de mujeres; pero a ciencia cierta...sigo sin saber el porqué). Sabía que era algo que mi público de Melrose Place comentaba y que la verdad, siempre me hizo gracia por dentro...
....cuanta gente sola siempre acompañada....

Total, que sobre las 20,15 de la tarde-noche cogí la basura de mi casa para de camino al bar, tirarla en el cubo de la basura, antes de que el camión pasara a las 12 de la noche, como todas las noches, como oíamos todo el barrio.
Esta vez sí agarré el bolso (que siempre me pesa una tonelada...) y me lo coloqué en el brazo derecho, con la mano izquierda cogí la bolsa de basura y en la mano derecha llevaba las llaves para cerrar la puerta con ellas y no pegar un portazo en pro de no arriesgarme a dañar la delicada cerradura de mi casa-tonel... Todo iba sobre ruedas, porqué no iba a ir, en un quehacer tan doméstico y cotidiano como bajar unas escaleras con algo en cada mano.
Las escaleras de La Casa del Ruido eran las típicas escaleras de las casas que tienen dos siglos... es decir, a niveles distintos de alturas según los arreglos sucesivos que ha ido sufriendo el edificio; como la que toda la vida ha  preferido ponerse una crema antiarrugas y con 70 años sigue pensando que así las grietas descansarán mejor sobre la tierra cansada, que pasar por un quirófano y reestructurar todas las escaleras. Es parte del encanto de estos edificios, las diferencias, sus peculiaridades...huellas de historia reciente...que a nadie se le va a ocurrir jamás cambiar en su esencia, como a mi me gusta que así sea.
Yo, como todos mis vecinos sabíamos perfectamente donde lloraban las grietas del edificio y donde había que prestar más atención; sabíamos si en el principal podíamos subir o bajar las escaleras de dos en dos y pensábamos cuando nos íbamos a arriesgar a hacerlo de tres en tres... o qué escalera no había que pisar nunca porque el zócalo sobre piedra que estaba roto y levantado, era el refugio y hogar de una encantadora familia de salamanquesas que por supuesto, tenían el mismo derecho a disfrutar de la autenticidad del lugar que los demás. Me encantaba. Me encantaba el espacio común de La Casa del Ruido, todo menos su espejo, sí, aquel puesto a mala... en la entrada y que evidentemente se puso en una época en la que los vecinos de aquel lugar dejaron de ir al campo para ir a otros lugares..

Bien, como iba diciendo...tal y como había colocado mis objetos personales sobre mi, para bajar a la calle, volví a hacer algo en lo que siempre suelo errar...sentirme apresurada por llegar tarde.. en el horario que yo me había establecido en mi cabeza para llegar al bar. Así que bajé deprisa, corriendo y el gran fallo...a oscuras (no por mi culpa).
Y es que resulta que en la Casa del Ruido era habitual, que si doña Ramona quería ahorrar en luz aquel mes, cortaba la luz de los rellanos y escalera durante el día (la instalación de la luz en el edificio era del año 2 a.c...y dan fe los electricistas que acudían que no daban crédito al espectáculo de cableado y cajetines...), y solo la encendía por las noches.... A veces sencillamente se olvidaba de conectarla a media tarde, como ocurrió en ésta ocasión...imaginándomela yo, rezando en su altar personalizado del salón de su casa, a Don Faustino, y dándole gracias a nuestro señor por mantenerla cuerda y en esa comunidad para salvaguardarnos a todos la buena moral y los buenos valores que manda Dios e interrumpen los Orgasmus...
Era la líder de la mejor cruzada contemporánea...riete de la Orden de los Caballeros de San Juan.

De esta guisa, cuando di el último giro de escaleras y ya me quedaba el último tramo por bajar de la manera más apresurada pero feliz, resbalé.
Resbalé por culpa de mis sandalias negras y mi mala suerte. Y es que las suelas de mis sandalias negras, resbalan sin necesitar nada que les haga resbalar, algo que al contacto con ellas las haga vengarse de su vida diaria... ellas se vengaban cuando les daba la gana, arbitrariamente.
Bajando deprisa debieron de pensar que de qué iba yo creyéndome una amazonas invencible. Así que al pisar un escalón la sandalia derecha se fue de vacaciones establecidas por convenio y el azar que podía haber hecho que cayera para adelante o para atrás, decidió que cayera para adelante...
La ostia consagrada se oyó por toda La Casa del Ruido y ningún vecino salió (nos daba igual si moría el de arriba o el de abajo, ya nos enteraríamos por el olor) más que SunSun, que creyó que me había matado. El Exprimidor de Limones lo oyó pero no pensó en ningún momento que tal estruendo pudiera provenir de la caída de un ser humano, creyó que a alguien que bajaba o subía se le habría caído lo que estuviera cargando encima.
La barandilla que era toda de forja oxidada de por lo menos 100 años antes, se tomó mi mano de pincho de mediatarde, y así se me abrió una grieta en la mano y se me rompió el escafoides (hueso de la muñeca). La bolsa de basura llegó al contenedor sola... y las llaves que además llevaban un pen drive en el llavero, cayeron al pozo del agujero de La Casa del Ruido, aquel lugar donde nadie jamás quería bajar, pero que yo ya conocía... El otro brazo inmediatamente reaccionó para preservar cualquier golpe en mi cabeza, después de soltar la bolsa de basura, y di cuatro vueltas de albóndiga rebozada en pan rallado, antes de ser colocada en la sartén hospitalaria. Le dije a SunSun que estaba bien, que podía andar, que me iba al bar...SunSun estupefacta no dijo nada...bajé a los calabozos a por mis llaves...el pen no lo conseguí encontrar (sin una linterna ahí estas perdida...), así que el que lo encuentre le encantara lo que hay dentro... dejé encajada la bolsa de basura que tenia prisa por pasar a otra vida mejor, y me dirigí a la Bachata Aburrida.

Entré, y me encontré a Lebiram trabajando y en el lugar de los barreros, a Hermes, al Ambulanciero y a un par más de personas que no recuerdo... inmediatamente con gracia y salero conté el ostión que me había servido para querer agarrar una cerveza bien agusto.
Hermes...que para entonces tenía calidad de conocido con ganas de hacer carrera, y así pasar a la historia para fundar juntos la Noleida, me examinó la mano...y me dijo que debería ir al hospital...pufff...no...primero chervechita fría...esto no es nada, una herida normal, a curar y punto.
Hermes y el Ambulanciero, tras hacer un par de bromas de mi infortunio, los tres cerveza en mano, el primero insistió en que debía acudir al hospital y el otro se ofreció a llevarme...en moto.

Al final...valeeeeee vamos... Creí que el Ambulanciero iba a subirme a una moto cafe racer, como las que me gustan, pero ya sabéis que mi imaginación va muchas veces más deprisa que mi razón...jejejejje. Era una vespino, sucedáneo de Vespa.
Vaya...¿qué dices que me tengo que agarrar? ¿con cuál de las manos? con la buena...vale...ponte este casco...es grande...pero ajustado un poco así...yo creo que te vale...vale...
Me subo. El hospital estaba al otro lado de la ciudad...y todo el trayecto fue de maravilla salvo por un pequeño detalle...cada vez que el Ambulanciero frenaba mi casco se daba un golpetazo con el suyo y no podía controlar eso de ninguna de las maneras porque mi única mano sana le agarraba a él, para no caerme de la moto y hacer croquetas de la carne que sobra de  hacer canelones. No puedo aseverarlo con exactitud, pero igual me di 20 leches en la cabeza antes de llegar al hospital...y otras 20 antes de volver al Bachata. Resultado hospitalario = antiflamatorio y analgésicos y no se ve rotura en principio, pero estos huesos...ya se sabe....hasta dentro de unos días...son tan pequeños que no podría decirte con exactitud si tienes alguna rotura... médicos...medicina...

Cuatro días después me encontré a Hermes de oferta por la calle y fue el que me dijo que volviera al hospital que eso tenía muy mala pinta... le hice caso y salí escayolada. Aprovechó para apostar conmigo si me pondrían o no escayola... ganó él. Ya digo yo que su marketing es muy bueno....;)

Fue el mejor mes de baja que he tenido en mi vida. Salir y salir, leer, bailar, beber, gritar, reír y escuchar.
Redescubriendo, en esos meses que siguieron, el inicio de una primavera interna y los albores de un verano nuevo que la vida (que me daba la oportunidad de cambiar de estación) me ponía enfrente; para sumirme en un acantilado de coqueterias con un olor a almendro en flor, que es una de las flores que más me gustan.
Gracias Hermes.
  
 

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