miércoles, 20 de julio de 2011

La entrada de hoy va de accidentes domésticos, los más estúpidos...los más improbables...los que entre tres millones de billones de trillones de probabilidades, tienen un 1% de posibilidad de hacerse macabramente realidad...y esa posibilidad me la meriendo yo. Estoy pensando que es una pena que esos momentos no puedan retratarse con una fotografía ya que suelen ser segundos malditos... porque serían dignas de un premio (no se cual... pero para eso está la patata...será por inventar), en honor al accidente más improbable y absurdo acontecido, con las consecuencias más desastrosas...

Con honor y cómoda resignación, llevo el apodo de "rompetechos" sobre mis espaldas..., acuñado por un testigo de muchos de estos pequeños desastres que parezco atraer como si estuviera imantada y sin apenas pestañear.
¿Cómo es posible que toque algo que esté compuesto por piezas y con tan solo mirarlo se rompa en mis manos? si...es posible..lo he visto y hasta yo me he quedado estupefacta mirando los tornillos que se han quedado en la palma de mi mano. Misterios inexplicables...o más bien...mala suerte. En mi cuerpo debo tener un imán hacia las cosas que silenciosamente están agonizando, pero dignamente sobreviven sin aparentemente notarse en algo, su deterioro. Ahí estoy yo, justo entonces, para tocarlas.

Pero además de destroza-cosas a través de poderes ocultos, tengo la virtud de atraerlas hacía mi cuerpo de manera elegante, pero fatal. Es el caso que va a ocupar el grueso de esta entrada.
No se si sería el objeto de un tercer, segundo o primer puesto en un ranking de infortunios, pero creo que quedaría clasificado...
Hará cosa de un año y un mes yo volvía de una temporada trabajando en el norte de Gales, en un pueblecito costero llamado Llandudno (si, me fui a Uk, a pesar de la animadversión que siento por "lo inglés"... en este caso..."lo galés"). Mi experiencia fue totalmente positiva en cuestión de llevar a cabo el objetivo propuesto, mejorar el idioma del lugar; no lo fue tanto en la adaptación al modo de vida...(más bien a mis condiciones de trabajo y habitabilidad), pero aún así me volví a España con planes de regresar a los dos meses con un amigo mio que iba a trabajar a Brighton (costa sur de Inglaterra), puesto que consideré que si ya me había vuelto a España pensando y hablando en inglés, sería dar una puntada rematadora al zurcido.
No quise ver, que animicamente estaba lejos de poder hacer cualquier cosa...como comprobé después, pero aún así me saqué un billete para Londres...que terminara por dejarme caer en Brighton.

Si ya hablé hace unas entradas sobre las casualidades de la vida o los caprichos del destino, está claro que mi destino no era volver al Reino Unido...
Dos semanas antes de coger mi vuelo, habiendo ya quedado en Brighton con mi amigo, que se había marchado un poco antes que yo, sucedió.
¿Qué que sucedió? lo que menos me esperaba que pudiera sucederme....
Uno de esos días, que como hija de familia numerosa, estoy acostumbrada a hacer, después de comer me puse a limpiar la cocina y los cacharros (en esa misma cocina que fue víctima de mi incendio). Mis padres, en su cocina, tienen un escurridor para los cacharros que es un armario...es decir, tu abres la puerta del armario y hay cuatro niveles de escurre platos. Este armario está colocado justo encima de la fregadera, a una altura por la cual el primer nivel queda a la altura de mi cabeza y el cuarto lo alcanzo con los brazos estirados y poniendo los pies un poco de puntillas. Si, es un armario alto para servir de escurreplatos-torre....no es que yo sea bajita..mido 1,70.
Aquel día fuimos para comer Dios y los 12 apóstoles = había mucho cacharrerío que no cabía en el lavavajillas...arrrgggg a fregar a mano...
Reconozco que fue culpa mía, pero no pensé que pudiera ocurrir nada. Fui colocando los cacharros bien amontonadicos para que se secaran bien, desde el primer nivel al más alto....; cuando me quedaba solo la tapa de la maldita olla a presión que fregar y dejar a escurrir...ésta solo cabía ya en el último nivel.
La tapa de esa olla a presión tamaño familiar ultraplus, de cuando vivíamos todos en el hogar paternal, pesa como un muerto ya frío.
La dejé a escurrir en el cuarto nivel como pude, se que la coloqué con algún riesgo pero no se caía...cerré la puerta del armario escurridor.
¡¡¡¡Oh maldición!!! viene la Lola con una taza de café que se le ha olvidado traerme antes de la mesa... argggg...vale, no pasa nada, la friego a mano y la dejo en el escurridor. Abrí la puerta del armario escurridor antes de fregar la taza, para hacer un estudio de campo previo y focalizar el lugar donde iba a reposar en aquel Circo del Sol.
En cuanto abrí la puerta, vi por segundos ralentizados y pausados como la tapa de la olla a presión asesina se dirigía a peso plomo a mi cabeza....desde el cuarto nivel...solo tuve dos segundos para poner una mano que frenara la efectiva posibilidad de abrirme el cráneo y dejar de hacer el paripé en esta vida para pasar a hacer el paripó en otra.
Dos segundos duró el rozamiento entre la tapa y mi cuerpo, lo justo para romperme un hueso, el escafoides de la muñeca izquierda (el escafoides de la muñeca derecha ya me lo había roto en otro de mis infortunios unos años antes...tenía que alternar). La mano se me hinchó tanto que parecía la de Popeye recién suministrado de espinacas, dando puñetazos al pesado de Brutus.
Me dolía todo el rato..no cesaba el dolor...y no cesó durante muuuuchos días.

Resultado = urgencias = resultado = escayola = resultado = revisión en una semana = resultado = se vuelve a escayolar = resultado = adiós Brighton (necesito las manos para trabajar).
Dichosa recuperación y tratamiento....estuve dos meses o más para que la muñeca no me doliera, en manos de varios traumatólogos a los que les sudaba la p----a mi muñeca. Determiné que si se me había pasado la oportunidad era porque se tenía que pasar, pero esa determinación...fue más bien motivada por el estado latente y malo en el que me encontraba. Evidentemente, se tenía que pasar la oportunidad, pero porque tenía que empezar a centrarme en lo más urgente, y en ese momento no era volverme al Reino Unido.

En cualquier caso, cuando la gente me veía escayolada y me preguntaban constantemente que qué me había pasado...me moría de la vergüenza de contar la verdad, aunque lo hacía de todas las maneras. La primera reacción general solía ser la de....¿me estás tomando el pelo no? y la segunda era la de... descojonarse del suceso y de la situación. A mi amigo le mandé un email contándole que no me esperara por allá arriba y lo que me había pasado...no se lo podía creer.

Y es que....¿cuantas probabilidades hay de romperse un hueso con la tapadera de una olla a presión, en una cocina? Deben de ser pocas...porque el médico sirio que me atendió en urgencias no lo podía entender, incluso repitiéndole mímicamente la escena...; y no quiso estar tampoco una eternidad para entenderlo, por el estado urgente en el que se encontraba mi extremidad.
Tal vez pensó que estaba loca o que le mentía...no lo se.

Rompetechos....rompetechos....

lunes, 18 de julio de 2011

Estos últimos días habréis notado mi ausencia escritora....(o tal vez no, algo de lo que me alegraría...puesto que querrá decir, que tenéis mejores cosas que hacer que dejaros vagabundear por estas páginas), y es que he estado en el Pirineo aragonés...he estado en Panticosa.
Salvo por un vago lapsus urbano de varios días, que me permitió dejar alguna señal de vida y acordarme de Nán (al que deseo de corazón se restablezca pronto) y dejar algún divague, estos últimos quince días los he pasado entre montañas, ríos de agua cristalina, pantanos, cascadas, buitres, perros, vacas, paseos, reflexiones, mercados, amigos, risas, caras nuevas, conciertos (Festival Pirineos Sur) y atardeceres espectaculares.
Panticosa nunca me defrauda. Las veces que he acudido a la llamada de la naturaleza, ésta me ha devuelto nueva.

Entre muchas de las cosas con las que he disfrutado, sin lugar a dudas, hay una que me ha dejado un sabor de boca de lo más dulce....fue el concierto de Depedro en Pirineos Sur (Lanuza). Tal vez sí, o tal vez no, muchos de los que soléis seguirme estaréis pensando....¿a No le gusta Depedro? pero si es rock and bolesca!!!... Siempre contesto lo mismo...la buena música no distingue, esta hecha para el que la sepa apreciar sea el estilo que sea...será que soy una de esas personas.
Y es que si hay algo que merezca mi más sincero agradecimiento en esta vida, es la música.... pero voy a repertirlo otra vez...LA MÚSICA.
Cuando escuchaba a Depedro por el equipo de música, tengo que decir que en mi foro interno siempre quería imprimirle más ritmo.....; en el concierto entendí, que no lo había escuchado bien.
Ni a su música le falta ritmo ni a él tampoco, desdeluego... porque dio un concierto de los que te hacen ver a las personas desde el cielo y sentirte como la más afortunada del mundo por estar disfrutando de tal maravilla. Cuando te esperas que algo te sorprenda, y deja tus expectativas no solo llenas, sino desbordadas..., no puede dejar de ser porque lo que lo origina sea una voz como la de éste artista, y unas ganas de disfrutar y compartir lo que canta y toca con todos los demás. Las sensaciones y energía se transmiten como un hilo conductor.
Hubo un momento que me quede concentrada en echar una foto a lo que estaba sintiendo...rodeada de gente que disfrutaba...miré al escenario mientras Depedro se movía a un ritmo acompasado con el punteo de su guitarra y el chorro de voz que tiene (de esas que te hacen sentir desnuda directamente y sin voluntad), y al ver de fondo el pantano y las montañas en una noche templada, con ese cielo ya gris noche, en el que se distinguía una luna llena y unas nubes que la enmarcaban como protagonista privilegiada, quise ver el concierto desde uno de sus cráteres.


Cuando escuche por primera vez a Depedro hace un tiempo, fue gracias a Hermes...(admirador suyo) que me puso una versión de él de la canción Llorona (que yo había escuchado anteriormente por Chavela Vargas, cuya versión me dejó los pelos como escarpias de emoción); si la canción de por si no puede dejar a nadie indiferente por la leyenda que pesa en ella, yo (como también Hermes) me quedé con la de Chavela (su versión transmite como nadie el desgarro que lleva inmplicito el contenido).
Hermes siempre escuchaba La Llorona de Depedro (buena versión tambien) y Te sigo Soñando, entre muchas otras de sus canciones, siendo ésta últma, una canción de las más bonitas que he escuchado...y si...lo digo porque es romántica, porque es sincera, porque es humana. Porque todos nos hemos sentido así...y todos hemos seguido soñando alguna vez...
El amor...
Gracias Depedro por haberme hecho disfrutar tanto...y gracias Hermes por dármelo a conocer.
Para el que no lo conozca, aqui teneís algunas de las canciones que me emocionaron en directo, espero os guste.



lunes, 4 de julio de 2011

Una estúpida historia de amor...un fracaso estrepitoso que se veía venir desde el primer día....un tsunami de enamoramiento seguido de un cataclismo de egoísmo. Un chupa chups.

Nube tenía 18 años cuando conoció en el Instituto, haciendo un curso de grado, a Pocholo. Nube, que era la masa de un brioche en un horno pastelero sin encender aún, ni tan siquiera podía imaginar que en el mundo había más de un tipo de chico y no digamos de hombre....
Digo de hombre, porque Pocholo cuando se matriculó en el Instituto para hacer ese grado tenía 33 años..(ahora tiene 40 y...).
¿Qué porque Pocholo se matriculó en un Instituto Público a esa edad? Si, iba con chavales y chavalicas que le llevaban un montón de años menos, pero a Pocholo le había dado la venada de hacer eso y lo hizo, sin ningún fin en particular..
De familia aristócrata madrileña, untado de dinero por su padre todos los meses (igual que en el presente) como un sandwich de manteca de cacahuete estilo americano, Pocholo no tenía ni oficio ni beneficio, todo le cansaba y nunca terminaba nada, se había hecho a base de caprichos y sus caprichos se habían traducido en venadas, tan pronto quería una cosa como a los dos días quería la contraria obsesivamente. De pataletas fáciles cuando no podía hacer lo que quería, se enfadaba facilmente en aquellos momentos con el mundo entero, como siempre...
Fascista de ideología, machista sin contemplación como según él debe ser el orden y la disposición de las cosas y las personas, rock and rollero auténtico donde los haya (si, aunque parezca increíble por el nivel económico y normalidad familiar....era la oveja negra de la familia), y tradicional y conservador hasta el tuétano. A su favor diré que te ríes con él hasta que te duele la tripa...su ingenio sobrepasa en mucho en calidad y rapidez a la velocidad que puede alcanzar un saque de Nadal.

Nube era una chica normal. Empleo la palabra normal, porque cualquier persona lo sería comparándose con Pocholo.... pero Nube era normal de verdad, es decir, una persona sin tonterías, una chica que si conociera a Pocholo hoy en día saldría corriendo o no le haría ni el más mínimo caso.
Pero Nube era adolescente cuando conoció a Pocholo....y conoció a Pocholo haciéndola reír constantemente...
Los demás sabíamos como era Pocholo (por eso tal vez, yo he sido la que menos relación he tenido siempre con él, contraria a su pensamiento y actuación), pero en ésta ocasión nos llego a engañar su venada...ya que parecía que la vivía con tal intensidad, que empezamos a cuestionarnos si realmente le había poseído un espíritu que le estaba transformando, o le había llegado al fin la hora en que la madurez (aunque fuera solo para rellenar un hueco de un quesito de trivial) iba a hacer mella en su persona, de una santa vez.
De tez muy blanca, la piel fina como la porcelana y los ojos miel, el pelo castaño claro y el cuerpo de niña, Nube aparentaba 15 años. Hoy con casi 28 aparenta 20. Pocholo se encaprichó...no se si se llegó a enamorar...yo siempre he pensado que fue enamoramiento, no podía ser otra cosa. Pero el enamoramiento ya duraba demasiado...así que pensé...si...se ha enamorado, no era un capricho (ayyyy...).
La familia de Nube nada tenía que ver con la familia de Pocholo. Nube tenía una educación impartida directamente por unos padres que se preocupaban por ella y querían lo mejor para su hija. De clase media sin lujos, y con todos los problemas que genera el hecho de sobrevivir dignamente, valoraba todo en su justa medida, ni más ni menos. Siempre había ido a colegios públicos y su indumentaria era la de una chica normal con un aire hippy. Nunca se arreglaba y nunca se pintaba, no se preocupaba demasiado por esas cosas....muy callada e introvertida, tenía su circulo de amigos y no le hacían falta más. Para cuando conoció a Pocholo aún hacía botellón.

Su historia de amor fue de cuento de hadas al principio....pero en este cuento, faltaba el hada madrina. Nube se enamoró como sólo en esa edad una chica puede enamorarse...lo hubiera dejado todo sin dilación, hubiera subido montañas, cruzado mares, y recorrido caminos inescrutables... nada le importaba ya de su situación, ni de su futuro.
Empezaron una relación. Pocholo mandó a su novia a la mierda como quien apaga una colilla y espera tres minutos a encenderse otro cigarrillo, eso si...siempre encendidos con el mismo zippo.
Terminaron el grado juntos y a Pocholo le entró la venada del matrimonio; entonces él tenía un quiosco de esos redondos clásicos, que abrió como otro más de sus devaneos y que atendió una temporada porque quiso, le gustaba hablar. Vendió el quiosco. Lo compró, regentó y abandonó como quien cambia esta vez....de zippo.

Nube se casó porque él se lo pidió y porque había puesto tal impronta su amado, que cualquiera dudaba de su amor... definitivamente, era su príncipe azul. Nube nunca pensó que se casaría con 20 años...de hecho, no se si alguna vez había pensado en el matrimonio. Llegó el momento de los primeros problemas.....
La familia de Pocholo, que no veía bajo ningún concepto bien esa relación, puesto que ya estaba otra vez la oveja negra con una de sus tonterías...se oponía al matrimonio, entre otras cosas además, porque Nube no era aristócrata ni de buena familia, era una chica normal...de esas de las que hay tantas...
Pocholo se puso en batalla y defendió sus intereses a capa y espada, logrando hacer como siempre, lo que quería. La tensión que se vivió en aquel enlace te cortaba el pelo a cepillo, gratis.

Recién casados, el enamoramiento de él seguía a flor de piel y el amor de ella el más puro nunca visto. Eran felices. Ellos (ella), que no querían vivir del dinero de sus suegros, el segundo año de matrimonio, se plantearon su modo de vida y acordaron abrir un negocio de venta de cocinas de lujo, cuando la crisis tenuemente empezaba a decir hola con cara divertida.
Vino el tercer capricho de él.... tener un hijo. Nube no estaba nada segura, aún era muy joven..pero al final cedió porque el quería un bebé, y hasta que no lo tuviera....Pocholo no iba a parar. Nube se quedó embarazada....y tuvo una niña que es para comérsela. Sin lugar a dudas, lo mejor de toda esta historia.

Pero llegó el día.....llegó el dichoso día....
Pocholo empezó a sentir lo que acababa sintiendo siempre con todo....oooohhhh malditoooo, otra vez no, el aburrimiento, la desazón...el sin sabor...el... ¿ahora qué? ¿sólo esto es el matrimonio y el ser padre? qué fácil.... que chorrada...
Pocholo, por supuesto, no iba a trabajar...iba a estar en el negocio, nada más. Cuando empezó su aburrimiento se aburrió de todo, incluso de aquello que él había defendido a capa y espada como su amor hasta el fin de sus días...
Nube, se encargó del negocio, de atenderlo, de que no cayera empicado, de buscar contactos aqui y en el extranjero, y empezó a darse cuenta...que lo estaba haciendo sola. Por otro lado...la peque recién nacida no sabía cambiarse los pañales sola, ni sola sabía comer...él, por supuesto, no iba a hacer el trabajo asignado a "cosas de mujeres", eso tenía que hacerlo Nube, y así se lo decía delante de todos (ante la estupefacción del personal).

Pocholo_____individuo sediento en lucha por un poco de agua.... torbellino de arena en lo que quiere ser una tormenta, un mar.....de arena que se convierte en polvo...
Nube_____en la cueva de Alí Babá sin que el "ábrete sésamo" funcione...la lámpara del genio que ya se ha frotado tres veces.... las mil y una noches para no dormir...
La magia es solo para soñar, los sueños son sólo para no pensar.
Espejismos de él...espejismos de ella...

Pocholo empezó a hacer lo que le apetecía en cada momento, aquí y donde fuera, sin pensar en nada, sin pensar en nadie. Se marchaba de festivales y conciertos en todas las partes del mundo...volvía a ver a su familia para limpiar la ropa y avisar que se volvía a marchar. Nube seguía intentando que el negocio no cayerá y que su hija no notara a faltar a su padre. Imposible.
Luz tiene ahora 5 años y va para 6...lleva tanto sin que su padre se preocupe por ella que ni tan siquiera se ha dado cuenta que ante el inminente abandono del hogar y la caida del negocio, que se ha ido a pique, sus papas se han divorciado.
Luz solo sabe que no quiere estar con su padre que no juega con ella, que la deja siempre que tiene que estar con ella, en la mansion de Falcon Crest.
Pocholo se marcha a vivir la vida fuera de España sin mirar hacia atrás, sin billete de vuelta.
El único consuelo que le queda a Nube es su familia y la familia de su ex-marido que ante la majaderia de la oveja negra...han terminado por apoyar a Nube y repudiar a Pocholo (sin cortarle el grifo...).

Esperemos que dure siempre este apoyo, por mucho que siempre sea demasiado tiempo..

Estos días me ha dado por recordar la frase que Pocholo me dijo la última vez que me vió:
"eres más lista que un ratón colorao..."
 

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