Para eso, había que salir de
Si la parte de
TERCER PISO: En el Tercero Derecha, cuando SunSun y yo llegamos, vivía un pareja con un bebé de ocho meses gordote y mofletudo, con coloretes rojizos, que eran propietarios del piso; la Mamita era la presidenta del edificio en ese momento... (luego le correspondería al dueño de mi casa, quién delegaría esa maravillosa labor a la persona que indudablemente más quiere).
Indudablemente también, Mamita estaba hasta los `huevos´ de lidiar con Doña Ramona cada dos por tres con sus quejas constantes y desvaríos múltiples....; ya tenía bastante con tener un crío agarrado a una teta, tener que subir escaleras arriba escaleras abajo, con el carrito a cuestas, y soportar las gloriosas fiestas orgásmicas de sus convecinos de enfrente y del piso superior.
Mamita un día que se despertó sintiéndose rara, tal vez como Noamelí, y oyó a su hijo oír su primera palabra...`fiesfa´..se dijo... que os den por el ------, yo me piro de aquí. Hizo las maletas y no nos dijo ni un sentido no-hipócrita adiós...que tanto eche de menos...
Así que el tercero derecha fue vendido y en el mismo momento que se firmaba su venta para acabar arrendado, ya había pecotosas y rubiotes nada oregoneses, en los antiguos y únicos aposentos del sentido común.
Yo llegué a la firme suposición y casi convencimiento, que los orgasmus se reproducían por coitus no interruptus et clonicus, en una nueva modalidad de reproducción natural y no se si evolucionada..., basada en un clonaje no asistido. La cuestión es... que ahí estaban... millones de trillones de orgasmus, todos iguales.
En el Tercero Izquierda, ocurrió algo aún peor....y simultáneamente a lo anterior. Cuando SunSun y yo llegamos, nuestros arrendatarios nos advirtieron que estaban pintando el patio interior y haciendo obras en el piso superior, es decir, éste, y que tuvieramos algo de paciencia, puesto que en el patio había colocado un andamio y por otro lado las obras de arriba iban a durar poco...
La traducción de `hay colocado un andamio´ fue...`ha nacido un andamio de la pared...´ porque ese andamio con los consiguientes "pintores" que creo que estaban colocados todo el día de tanto oler a pintura sin saber como usarla... estuvieron casi un año; así que a la cueva...había que aumentar más oscuridad aún, teniendo en cuenta que no existían persianas en la casa y que si corrías las cortinas salías en el Hola de Melrose Place...-----___----____
En estas circunstancias conocí al Licenciado Vidriera...
El Licenciado Vidriera era el dueño del piso; un estudiante de los que pasan la vida en la universidad sin terminar de acabar la carrera nunca... porque no hay prisa en esta vida. Era más o menos de mi edad, con unas pintas increíblemente clecas, que escondían una mirada de tranquilidad, segura para sí y poco tranquilizadora para los demás, bajo unas gafas de pasta por lo menos de los sesenta...
Vestía camisa de cuadros abotonada hasta el último botón, con el cuello bien planchado y almidonado, un jersey de punto todo de un mismo color, pantalones de pana y unas zapatillas de un color imposible de definir. El pelo muy oscuro, medio largo-medio corto, con gomina o suciedad...no pondría la mano en el fuego... que contrastaba con su piel lechosa, pero coordinaba con sus ojos negros inexpresivos, que no pestañeaban jamás.
Lo peor era su voz...seca..baja... que solo emitía frases simples y directas.
Había heredado el piso de su abuela y como personaje extraño, ya que bien podía parecer desde un cleco pajeador impulsivo con pelo pegado a la cara, hasta un caballero andante de princesas como fiona...; en cualquier caso, listo él, arrendaba el piso por habitaciones a precios estratrosféricos siempre a extranjeros de Erasmus, es decir, a los no inmigrantes con pasta de papi.
El hecho es, que yo lo conocí una tarde que al entrar a mi baño descubrí una filtración de agua que venía del piso de arriba...empezaba la fiesta...Shit!!!!! 10 de la noche, viernes, los obreros no vuelven hasta el lunes, he quedado a las 11, llama corriendo al dueño de tu piso para que te de el teléfono del dueño del piso de arriba, contacta con él, cuéntale lo que pasa, que vaya donde tenga las llaves del piso de arriba, que acuda, que compruebe que pasa y ya veremos.... resultado....adiós cena y bienvenido poco querido mal humor.
El hecho es, que el Licenciado Vidriera y yo, después de esperarle dos horas, subimos con una linterna al piso (puesto que no estaba hecha aún la instalación eléctrica) y comprobé alucinada como en lugar de ir directamente a la zona de donde era probable que viniera el agua...empezó a enseñarme el piso con la linterna, un frío que pelaba, sin suelo puesto (en el que te tropezabas cada dos por tres), sin ventanas y con tres toneladas de escombros.. el misterio fue que algún simpático obrero de la construcción, se dejó una toma de agua abierta...así que como no se veía nada, me calé hasta los tobillos... Cerró la llave de paso y se terminó mi único encuentro con este estudiante. Nunca más lo volví a ver...supongo que porque si después de la reforma del piso y de haber colocado a seis erasmus en él, hubiera aparecido...no hubiera pasado ni del primer piso...ni del segundo...
Así...se terminó de cumplir el círculo del territorio más salvaje nunca antes conocido...el territorio sioux europeo de La Casa del Ruido..
CUARTO PISO: Y es que en el cuarto...daba igual derecha que izquierda...también vivían orgasmus; pero estos ya, descendientes de dos generaciones de orgasmus que habían poblado anteriormente el lugar, estaban en un escalón evolutivo diferente, así que, gloriosamente y con gran esfuerzo, habían alcanzado el nivel de bípedos, por lo que ya no andaban a cuatro patas oliendo los culos de los demás y bebiendo de cualquier charco. Eso si...no hacían ascos cuando llovía sobre mojado u olían a perra nueva desde abajo.
En uno de los pisos vivía solo un extranjero, éste si inmigrante, puesto que no era orgasmus pero bien pasaba por uno de ellos. Se llamaba Graham.
Graham era único, pero no se de que especie...
Era el único asalariado extranjero del edificio, se había instalado desde hacía dos años en La Ciudad del Viento, no sabía porqué ni él, y trabajaba en una fábrica. El tiempo que no trabajadaba (e incluso yo diría que también trabajando) estaba borracho; borracho a todas horas, daba igual cuando lo vieras. De este modo, cada vez que te encontrabas a Graham, el creía que eras nueva en el edificio y no se acordaba de haberte visto jamás antes... era como estar metida en Memento sin ser la protagonista (bien podría haberle escrito la dirección de su casa y el piso en el que vivía en un brazo, con tinta indeleble..).
Pero a pesar de sus dosis etílicas, Graham siempre llamaba a nuestra puerta cuando estaba borracho, ¡¡¡solo paraba delante de nuestra puerta!!!
Se la abrías y en un inglés de borrachuzo, farfullaba palabros totalmente ininteligibles y te miraba a los ojos esperando que le invitaras a pasar... Con el mismo inglés, para entonces arcaico, siempre le decía lo mismo...donde vivía y que solo tenía que subir las escaleras para llegar a su casa...
Solo hubo una vez que me lo encontré sereno, fue en el Magnetismo. Al verle acompañado de otro chico y sin tener que apoyarse en ningún sitio, fui directa a hablar con él; como no...se quedó mudo y de piedra, no sabía quién era... se lo expliqué.
Le expliqué quien era yo y quien era él. Se enfadó cuando le dije que estaba frita de que borracho me despertara por las noches llamando a la puerta de mi casa.. se creyó que me lo inventaba todo y que estaba loca...pero que volvería a llamar a mi puerta si realmente yo vivía ahí... No se atrevió a comprobarlo.
De este modo queda configurada La Casa del Ruido y de Morti (lo de Morti, también será otra historia..) en La Ciudad del Viento. Esta configuración, al fin y al cabo, no era más que la de un partido de tenis...salvo que dadas las circunstancias, la red (el segundo) se rompía de tanto parar pelotas.
Doña Ramona ante la falta de candidatos a entrar en su equipo aún jugando con sacapelotas automático que tiraba a discreción, había dado por supuesto que El Exprimidor de Limones, SunSun y yo estábamos de su bando...y es que claro...nadie en su sano juicio podía imaginar que unos muchachotes guapos, españoles, solteros, jóvenes y aparentemente civilizados, fuéramos a ponernos a babear delante de rubias buenorras y tíos buenorros como armarios, pasando todos nosotros de la treintena.. imposible!!! Y si albergaba alguna duda, por si acaso, jamás se quejaba de nosotros...(aunque no se cortaba en dejarnos sin luz o agua igualmente...la guerra es la guerra...siempre hay víctimas civiles inocentes...) y claro está, al Exprimidor de Limones, como era el chico, le subía a casa hasta las pinzas que al tender se le habían caído en el patio de luces..
Aunque Doña Ramona no fuera santo de mi devoción, tengo que decir....que casi siempre tenía razón (lo que no justifica, en ningún caso, que fuera de John Wayne sin escopeta por el vecindario). Y es que, si un antropólogo no inocente (El Antropólogo Inocente, Nigel Barley -leerlo!!!-) hiciera un estudio sobre los hábitos y costumbres de este grupo social, tendría una subvención de National Geographic seguro...
Dichos hábitos obedecen a instintos bastante primarios y naturales, no reprimidos por la razón, en ningún caso, y que giran entorno a un paradigma: beber alcohol y no parar a pensar ni diez segundos al día.
Teniendo en cuenta que nunca es justo juzgar a otra especie sin conocer de primera mano el hábitat de donde vienen, un estudio antropológico de una especie fuera de su hábitat, debe comprender la posibilidad de que los comportamientos obedezcan a un proceso de adaptación que culmine en una integración con los de su misma especie... Pero en este caso...de la subespecie de la que tratamos, resulta que la mala adaptación al medio era precisamente beber alcohol y no juntarse más que con otros orgasmus. Algo que los de nuestro hábitat hacemos sin sentido común, pero con algo de criterio y respeto por el grado también etílico del de al lado o de sus hábitos de sueño, sencillamente.
De esta manera los orgasmus, todos ellos, nos hacían protagonistas en La Casa del Ruido de constantes ruidos orgásmicos, que se oían como si estuvieras viendo una película porno por el notebook en tu cama. Ponían el equipo de audio de 1500W a toda ostia, otra vez, sin perdón, a cualquier hora del día y cualquier día; la basura que civilizadamente nosotros metemos en una bolsa y tiramos en un contenedor, ellos directamente la tiraban por las escaleras del edificio...así cuando te ibas a trabajar por las mañanas te encontrabas desde condones usados hasta pelas de plátano, cajetillas de tabaco vacías y toda clase de comida medio comida; y cuando no, tenían el detalle de meter la basura en bolsas pero dejarlas en tu puerta para que las bajaras tu abajo...y en el mejor de los casos, los más evolucionados, dejaban las bolsas en la puerta del portal para que `alguien´ las llevara al lugar adecuado, incluso porque no, algún ciudadano cívico que pasara por ahí si había suerte... Tampoco era extraño ver, en el cenit de sus escandaleras, a alguna chavalica o chavalico medio desnudos y descalzos por las escaleras.
Pero lo peor de todo...es, que como los orgasmus fuera de sus países no piensan, cuando montaban fiestuquis en sus casas, los invitados que esperaban para las concertadas ocasiones, timbraban siempre a mi interfono, puesto que sólo recordaban que era un `izquierda´ así que primero probaban con mi casa, luego con mi puerta y cual múltiples Grahams...en mi entonces inglés...volvía a decirles con cara de sabueso que se equivocaban...que la party estaba arriba..
Todo esto hacía difícil el vivir tranquilamente en dicho edificio y en dicho barrio de cuyo nombre si me acuerdo porque ahora, que vivo en el extraradio de Melrose Place, en la Madalenae, mi barrio de toda la vida, aún me llega algún que otro marujeo, como siempre, sin hacer ningún esfuerzo.
Dicho todo esto y asentada la base sobre la que quiero apoyar algunas de mis futuras entradas, quedo a sus disposiciones para aclarar cualquier punto escabroso o dudoso que mis lectores quieran puntualizar...
No.
(No quiero dejar de mencionar a mis queridos Dani y Arti, los primeros vecinos que tuve enfrente, un corto periodo de tiempo, que fueron y son los vecinos que una querría tener siempre y que saldrán a la palestra cuando hable de cómo me quedé encerrada en la calle. Buen rollo y sobretodo, buenas personas ;)