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domingo, 28 de agosto de 2011

Biennnnn, que ganas tenia de escribir una entrada como dios manda (y eso que estoy escuchando a Rocio Durcal y a Georgie Dann  por la ventana, desde la fiesta del Centro de Convivencia de la Tercera Edad...ya me estoy imaginando los yayetes intentando meterse mano...ejjejeje casposo).
Hoy toca recuerdos imborrables por la desfachatez y el gilipollismo de algunas personas, recuerdos de escenas y sensaciones que te chasquean los timpanos, y que como con efecto boomerang, hacen que se te vuelvan a poner los pelos como escarpias.
Es el caso que nos ocupa...el caso que incluye tres palabras malditas: el Caramelo, las muelas del juicio, y la directora Amarga (¿porqué no miraría el horóscopo aquel día? seguro que Marte confluía con Saturno y en medio del magreo les sorprendió ¿la Luna?)

¡¡¡¡tomad cóctel de verano!!! ¡¡¡¡tomad daiquiri de limón y sin azúcar!!!!

En fin....que se me va el santo al cielo, y son tiempos para que estén en la tierra.
Todo ocurrió en aquel encierro de dos malditos cursos académicos, en los cuales mis padres me metieron en el ya mencionado una vez en este blog como.... "el Caramelo", en respuesta a lo que ellos pensaban que era un descantillamiento total por parte de SunSun y mio (riete del rasero de los padres de ahora).
El Caramelo era un colegio privado....no se si con eso tengo que extenderme más, o no hacen falta detalles, pero voy a mencionar algunos...
En la práctica, y en resumidas cuentas, para el que siempre ha estado en colegios privados, acaba por no enterarse de la misa a la media (hasta que sale del susodicho algodón) y en todo momento cree que la vida es la que vive en su colegio, sin mas....; pero para la que ha ido a todo tipo de colegios como yo (públicos, privados, concertados, y del opus -no se merece la mayúscula-), es toda una vivencia comparativa allá donde me tocaba ir al curso siguiente.
Podríamos decir, que tengo el sentido adaptativo megadesarrollado...a base de experiencias tipo Paco Martinez Soria, pero de las que no hacen gracia.
Cuando yo entre en el Caramelo, venía de rebote y de salida de mi querido y amado Instituto Público (éste si con mayúsculas..), del barrio de Saint Joseph, en La ciudad del Viento....(la experiencia la conté en este post).

Bien, el cambio, como podéis imaginar, fue brutal....
De pasar a salir y entrar del instituto sin dar cuenta a nadie, pasé a ver como una monja cerraba la puerta del Caramelo con llave cuando habíamos entrado todos; de irme a mi casa si me encontraba mal y luego justificar la falta documentalmente, pasé a no poder irme a ningún lugar a no ser que me estuviera dando un infarto cerebral...y ojoooo tenía que adivinarlo antes de salir de casa, porque tenía ir con el justificante ya escrito y firmado por LOS PADRES!!!  porque sino, no salias bajo ningún concepto = si, una cárcel.
Pasé de llegar a clase y ventilar el aula (SunSun y yo siempre llegamos a los sitios 10 o 15 minutos antes...defecto de educación que no hemos podido superar aún), a llegar a clase y ponerme pegada al radiador muerta de frío (porque las monjas no querían hacer gasto en calefacción, para llevarse la plusvalía a la saca..supongo), y a esperar a todo el mundo para rezar de pie (experiencia que por otro lado, no era nueva) y que a esas alturas me parecía de lo más ridículo.. (lo curioso...que no tuve jamás una profesora monja en el Caramelo).
En fin...podría dar más ejemplos y estar así mucho rato...pero muchos ya lo habréis experimentado y no os estoy descubriendo el mundo.

Centrándonos en lo que me ocupa, la intención de esta entrada es la narración de una conversación dialéctica entre una zagala de 18 años entonces (yo) con sentido común, y la Amarga (directora o subdirectora...ya no me acuerdo), monja ella de 50 o 60...vete tu a saber.. con didáctica autoritaria y cero sentido común.
A pesar de que a simple vista, por la descripción hecha, la posesión del sentido común debería ser a la inversa dadas las edades, se dio lugar un hecho que puso en entredicho cualquier norma establecida sobre prejuicios dados, tomados, asaltados, adheridos, implantados, machacados, sobrevalorados, etc....
Partiendo de la premisa, que a pesar de mi reacción normal ante semejante atropello en mi vida de aquel día, mis padres no me iban a apoyar (puesto que para entonces lo que decía una monja o un cura iba a misa, aunque fuera la animalada más gorda o la estupidez más arbitraria), yo no pude evitar ser como soy.
Y....  armé una "gorda" según la perspectiva de ellos, claro.

El acontecimiento que voy a narrar ocurrió el primer año de esos dos de cautiverio, de hecho, no llevaba ni 4 meses en la prisión.
Justo entonces, a mi me estaban saliendo las muelas del juicio de tan sumamente nefasta manera, que los empentones que me daban para querer salir, de vez en cuando me hacían querer coger un cutter, abrirme las encías de un tajo y sacarme la muela yo misma; u optar por la opción b = pegarme puñetazos en la muela...en fin...¡¡algo!!.

El dolor superaba con creces el trauma de la catequesis y de Joan Manuel Serrat cuando la Patillosa "nos preparaba" para la confirmación = con eso lo digo todo. Me sentía como Di en su último dolor de muelas....(pinchar en este camino al abismo), solo que yo no me podía mover del colegio y no tenía ni un triste ibuprofeno...(pero los dolores de muelas no se pueden comparar, todos son horribles, sean cuales sean las circunstancias...los refranes populares avalan mi teoría).
Tan mal me salían, que crecían de manera horizontal...empujando el resto de las piezas dentales, así que pronto tuvieron que ser extraídas por un cirujano, que por cierto, fue digno de una cualquier mala película de terror..
Bien, encontrábame yo en dicho lugar en horario de tarde (2 horas = 2 clases), en la primera clase, matemáticas, fue cuando el dolor de muelas (que ya me aquejaba desde hacía unos días de una manera más light...) hizo erupción y la apoteosis fue inaudita.
Como yo ya llevaba unos días encontrándome mal...mi madre era conocedora de la situación, y yo temiendo que me pusiera peor, le avisé que si cuando empezara lo insoportable (fuera el día que fuera) me encontraba en el colegio, me volvería a casa; cosa con la que lógicamente, mi madre siempre estuvo de acuerdo.
La traducción del dolor además de pinchazos, calambres y palpitaciones, era la de fiebre y dolor en el cuello, vamos todo un panorama. Sufriendo dichos dolores, decidí que al terminar de clase, antes de empezar la segunda hora = educación física (era lógico que no estaba para hacer el pino) me marcharía a casa.
Cuando se terminó la clase el dolor era insufrible; cogí mis cosas y me disponía a salir del Caramelo cuando la monja del habitáculo vigía de la entrada me dio el alto.
Me quedé estupefacta...¿qué narices quería esa doble de la administrativa ceniza de Monstruos S.A?, me quedé aun más estufecta cuando me interrogó que adonde iba, cosa que le expliqué con toda mi buena educación, además de comunicarle el motivo y mi situación....(cosa que consideré fuera de lugar, puesto que no tenía porque hacerlo, o eso me creía yo...). Todo parecía de una rara normalidad medio normal, cuando el color de la cara se me cambió a verde, en el momento en el que me preguntó si llevaba justificante de mis padres....
¿¿¿¿Qué que???? ¿¿¿¿Es una broma???
(Ahora la cara de ella era verde como la mía...) A mi no me hables así...
¿Perdón? ¿así como?....
Pues con esa chulería...
Pero..¿¿¿¿qué chulería??? es que creo que no me ha entendido...me encuentro mal y me quiero ir a mi casa....
¿Y cómo se yo que te vas a tu casa?....
¿¿¿¿¿Cómo????....(ahora mi cara era morada) Ya me disculpará usted, pero no tengo 12 años....
¿Qué? Voy a llamar a la Amarga!!!....
Llame llame, que seguro que lo entenderá, además si quiere puede llamar hasta a mi madre, como cuando parvulitos, que ella ya sabe que me están saliendo las muelas del juicio y le avisé que si me encontraba mal me marcharía a casa.

Se dirige a su cuchitril y descuelga el teléfono... (acabo de tener un flash back...lo mismo que hizo la policía israelí en el aeropuerto cuando Hermes y yo llegamos a Tel Aviv, hace casi dos años); veo y oigo como le explica el suceso... = como si yo fuera una presidiaria condenada por asesinato, pillada infraganti en un intento de fuga, y con un nerviosismo falso y caracterizado, como si estuviera haciendo esfuerzos físicos y mentales por retenerme.
En Shock. Que cabrona...

Cuelga. Me dice que tengo que ir al despacho de la directora a hablar con ella y que además ella misma me acompaña (que honor). Yo estaba alucinada y expectante....¿que habría hecho yo? ¿qué es lo que pasaba realmente? me sentía Jack el Destripador...y no sabía  ni porqué, ni cómo había llegado hasta esa sensación.
Le dije que encantada de la vida iba a hablar con la directora, que seguro que ella con buen criterio lo entendería. ¡Ja!.
Con una muy buena educación me presenté ante "LA AMARGA" y le explique lo que me pasaba, que no entendía eso de dar el alto de las maneras que me lo había dado la señora presente, y que no estaba de acuerdo en que se me tratara poco menos que como una delincuente, que no entendía esa actitud de la portera y esa mala educación. ¡Ja!
La misma actitud y mala educación recibí de la Amarga...bueno, peor.
Ante mi estupor real, le pedí de buenas maneras, si por favor tenía la bondad de llamar a mi madre ahí mismo (ya que tenía teléfono en la mesa) para corroborar lo que yo estaba diciendo (puesto que delante de mi cara me tachó de mentirosa, como que me lo estaba inventando todo para hacer una pirola e irme por ahi a zascandilear...). No le salió de los huevos. Los ojos se me quedaron como platos. No me lo podía creer. Me hervía la sangre y sentí una impotencia tal....que quise abofetearla. Le dije cuatro cosas con educación pero bien dichas. 
Ni siquiera tuve el derecho de la llamada....un secuestro en toda regla.
Además de tratarme como una mierda, no me dio ni un analgésico y me dijo que me fuera a la biblioteca a ver si podía dormir ahí..."encima de la mesa" (palabras textuales).

Sin lugar a dudas, una de las ocasiones en mi vida más ridícula, pero en la que más he sentido la humillación y la denigración en vivo y en directo.

Me fui a casa sin fuerza. Me sentía tan por encima y tan lejos de ese tipo de educación, que no me podía creer que con esa edad aún me tocara vivir cosas de ese tipo en un colegio.... ¿pero qué le costaba descolgar el teléfono y llamar? nada.
Llegué a casa y le conté lo sucedido a mi madre. Mi madre, por supuesto, y como siempre, no me apoyó...sin embargo note que, en el fondo y con parte de su silencio, algo de razón me daba, pero no hizo nada. Tampoco llamó al colegio, como yo le pedí.
Mis profesores y la "jefatura" del lugar, supieron la verdad...puesto que acabé, en lugar de sentada en la silla de la mesa del colegio...en el sillón del dentista en una cirugía.
La tutora de ese año, L----a, habló después conmigo para "medio" disculparse por el suceso, pero recalcándome que las cosas ahí no se hacían como yo las hacía...que lo entendiera...
Por supuesto, la Amarga no se disculpó conmigo....y yo jamás volví a dirigirle ni una mirada.


Colorín colorao esta paparruchada, se ha acabao.

miércoles, 20 de julio de 2011

La entrada de hoy va de accidentes domésticos, los más estúpidos...los más improbables...los que entre tres millones de billones de trillones de probabilidades, tienen un 1% de posibilidad de hacerse macabramente realidad...y esa posibilidad me la meriendo yo. Estoy pensando que es una pena que esos momentos no puedan retratarse con una fotografía ya que suelen ser segundos malditos... porque serían dignas de un premio (no se cual... pero para eso está la patata...será por inventar), en honor al accidente más improbable y absurdo acontecido, con las consecuencias más desastrosas...

Con honor y cómoda resignación, llevo el apodo de "rompetechos" sobre mis espaldas..., acuñado por un testigo de muchos de estos pequeños desastres que parezco atraer como si estuviera imantada y sin apenas pestañear.
¿Cómo es posible que toque algo que esté compuesto por piezas y con tan solo mirarlo se rompa en mis manos? si...es posible..lo he visto y hasta yo me he quedado estupefacta mirando los tornillos que se han quedado en la palma de mi mano. Misterios inexplicables...o más bien...mala suerte. En mi cuerpo debo tener un imán hacia las cosas que silenciosamente están agonizando, pero dignamente sobreviven sin aparentemente notarse en algo, su deterioro. Ahí estoy yo, justo entonces, para tocarlas.

Pero además de destroza-cosas a través de poderes ocultos, tengo la virtud de atraerlas hacía mi cuerpo de manera elegante, pero fatal. Es el caso que va a ocupar el grueso de esta entrada.
No se si sería el objeto de un tercer, segundo o primer puesto en un ranking de infortunios, pero creo que quedaría clasificado...
Hará cosa de un año y un mes yo volvía de una temporada trabajando en el norte de Gales, en un pueblecito costero llamado Llandudno (si, me fui a Uk, a pesar de la animadversión que siento por "lo inglés"... en este caso..."lo galés"). Mi experiencia fue totalmente positiva en cuestión de llevar a cabo el objetivo propuesto, mejorar el idioma del lugar; no lo fue tanto en la adaptación al modo de vida...(más bien a mis condiciones de trabajo y habitabilidad), pero aún así me volví a España con planes de regresar a los dos meses con un amigo mio que iba a trabajar a Brighton (costa sur de Inglaterra), puesto que consideré que si ya me había vuelto a España pensando y hablando en inglés, sería dar una puntada rematadora al zurcido.
No quise ver, que animicamente estaba lejos de poder hacer cualquier cosa...como comprobé después, pero aún así me saqué un billete para Londres...que terminara por dejarme caer en Brighton.

Si ya hablé hace unas entradas sobre las casualidades de la vida o los caprichos del destino, está claro que mi destino no era volver al Reino Unido...
Dos semanas antes de coger mi vuelo, habiendo ya quedado en Brighton con mi amigo, que se había marchado un poco antes que yo, sucedió.
¿Qué que sucedió? lo que menos me esperaba que pudiera sucederme....
Uno de esos días, que como hija de familia numerosa, estoy acostumbrada a hacer, después de comer me puse a limpiar la cocina y los cacharros (en esa misma cocina que fue víctima de mi incendio). Mis padres, en su cocina, tienen un escurridor para los cacharros que es un armario...es decir, tu abres la puerta del armario y hay cuatro niveles de escurre platos. Este armario está colocado justo encima de la fregadera, a una altura por la cual el primer nivel queda a la altura de mi cabeza y el cuarto lo alcanzo con los brazos estirados y poniendo los pies un poco de puntillas. Si, es un armario alto para servir de escurreplatos-torre....no es que yo sea bajita..mido 1,70.
Aquel día fuimos para comer Dios y los 12 apóstoles = había mucho cacharrerío que no cabía en el lavavajillas...arrrgggg a fregar a mano...
Reconozco que fue culpa mía, pero no pensé que pudiera ocurrir nada. Fui colocando los cacharros bien amontonadicos para que se secaran bien, desde el primer nivel al más alto....; cuando me quedaba solo la tapa de la maldita olla a presión que fregar y dejar a escurrir...ésta solo cabía ya en el último nivel.
La tapa de esa olla a presión tamaño familiar ultraplus, de cuando vivíamos todos en el hogar paternal, pesa como un muerto ya frío.
La dejé a escurrir en el cuarto nivel como pude, se que la coloqué con algún riesgo pero no se caía...cerré la puerta del armario escurridor.
¡¡¡¡Oh maldición!!! viene la Lola con una taza de café que se le ha olvidado traerme antes de la mesa... argggg...vale, no pasa nada, la friego a mano y la dejo en el escurridor. Abrí la puerta del armario escurridor antes de fregar la taza, para hacer un estudio de campo previo y focalizar el lugar donde iba a reposar en aquel Circo del Sol.
En cuanto abrí la puerta, vi por segundos ralentizados y pausados como la tapa de la olla a presión asesina se dirigía a peso plomo a mi cabeza....desde el cuarto nivel...solo tuve dos segundos para poner una mano que frenara la efectiva posibilidad de abrirme el cráneo y dejar de hacer el paripé en esta vida para pasar a hacer el paripó en otra.
Dos segundos duró el rozamiento entre la tapa y mi cuerpo, lo justo para romperme un hueso, el escafoides de la muñeca izquierda (el escafoides de la muñeca derecha ya me lo había roto en otro de mis infortunios unos años antes...tenía que alternar). La mano se me hinchó tanto que parecía la de Popeye recién suministrado de espinacas, dando puñetazos al pesado de Brutus.
Me dolía todo el rato..no cesaba el dolor...y no cesó durante muuuuchos días.

Resultado = urgencias = resultado = escayola = resultado = revisión en una semana = resultado = se vuelve a escayolar = resultado = adiós Brighton (necesito las manos para trabajar).
Dichosa recuperación y tratamiento....estuve dos meses o más para que la muñeca no me doliera, en manos de varios traumatólogos a los que les sudaba la p----a mi muñeca. Determiné que si se me había pasado la oportunidad era porque se tenía que pasar, pero esa determinación...fue más bien motivada por el estado latente y malo en el que me encontraba. Evidentemente, se tenía que pasar la oportunidad, pero porque tenía que empezar a centrarme en lo más urgente, y en ese momento no era volverme al Reino Unido.

En cualquier caso, cuando la gente me veía escayolada y me preguntaban constantemente que qué me había pasado...me moría de la vergüenza de contar la verdad, aunque lo hacía de todas las maneras. La primera reacción general solía ser la de....¿me estás tomando el pelo no? y la segunda era la de... descojonarse del suceso y de la situación. A mi amigo le mandé un email contándole que no me esperara por allá arriba y lo que me había pasado...no se lo podía creer.

Y es que....¿cuantas probabilidades hay de romperse un hueso con la tapadera de una olla a presión, en una cocina? Deben de ser pocas...porque el médico sirio que me atendió en urgencias no lo podía entender, incluso repitiéndole mímicamente la escena...; y no quiso estar tampoco una eternidad para entenderlo, por el estado urgente en el que se encontraba mi extremidad.
Tal vez pensó que estaba loca o que le mentía...no lo se.

Rompetechos....rompetechos....

viernes, 10 de junio de 2011

Hace días que suena en mi cabeza un reclamo que no puedo obviar más....toca una entrada cachonda; y con eso no me refiero a que tenga ahora mismo los pezones duros al escribir, sencillamente necesito escribir en clave de humor alguno de mis múltiples sucesos trágico-cómicos en los que en el momento una cree que va a morir, y que con el tiempo los recuerda haciéndoles un corte de mangas.

El suceso que voy a narrar va de fuego, pero de fuego del que te quema por fuera.
Todo sucedió en mi tierna fase de transición entre la vida juvenil y la adulta.. Si no me equivoco rondaba yo para entonces la que ahora me parece la friolera edad de 22 años, no lo recuerdo exactamente; tiempos a los que no suelo mirar atrás más que para recordar situaciones como la que voy a describir, ya que sigo pensando que ningún tiempo pasado fue mejor que el presente, donde una indefectiblemente, se siente viva y protagonista continuamente.

Para entonces, yo salía por la noche mucho más de lo que hoy por hoy, dadas las circunstancias, puedo.
Soltera por poco tiempo, puesto que caería  poco después en las trampas consentidas, ya no del amor, sino del tonteo y disfrute agradable de compañía con fecha de caducidad...(y margen prudencial de consumo antes de pudrirse), me preparaba como casi todos los sábados para el ritual previo antes de pisar las calles y los bares de La Ciudad del Viento.
Este ritual, cada vez más dilatado por la pereza y la edad, consistía en ducharse cual faraona, con varios productos exclusivos para su uso el fin de semana, peinarse de una manera más laboriosa que de diario, o sea, peinarse; maquillarse etc..
Por supuesto los fines de semana tocaba dejar que mi piel y los olfatos ajenos se deleitasen con mi perfume de Chanel...que tanto gusta al género masculino (doy fe de ello) y a mi, y que me sigue transportando a momentos fantásticos de mi vida.

Aquel sábado en cuestión, de un verano de hace mucho....había iniciado ya todo este ritual a la par que SunSun (puesto que salíamos juntas), y pensé que tal vez sería buena idea ir haciendo además la cena, para consumirla justo antes de salir.
Le pregunté a SunSun qué le apetecía que hiciera y entre las dos llegamos al acuerdo que unos calamares rebozados en la sartén iban bien....es decir, abrir el congelador, el paquete y directo a la sartén...una de tantas cenas espectaculares que solíamos montarnos la sister y yo.
Si, se llama pereza, se llama querer comerse el mundo sin perder tiempo en chorradas, se llama cagarse injustamente en tu madre que hace tan poca comida que nunca hay sobras en la nevera, se llama mal comer.
De esta guisa, la menda, que estaba pensando ya en los tentáculos de varios personajes y en si pintaba bien la noche o no....puso una sartén al fuego máximo llena de aceite, de bastante aceite (mi madre siempre me dijo que para freír bien unos calamares se necesita mucho aceite...), y se fue al baño a pintarse la raya del ojo con tinta.

Nunca me ha costado hacerme la raya del ojo con tinta, las cosas que forman parte de tus costumbres las haces sin pensar en nada, nunca mejor dicho, y en un plis plas. Pero era sábado = quería estar perfecta. ¿Para qué? no lo se...pero quería estar perfecta. Ahora pienso en todas estas cosas y no se como he podido desnudarme tanto con los años, de todos estos artificios....bueno, si lo se, porque no hacen falta.
Hoy por hoy, y desde hace ya años, me preocupa más bien nada el arreglarme para un fin de semana, y por supuesto ese ritual lo abandone hace mucho. Lo que no significa que no siga siendo presumida....pero nada que ver con antaño.
La cuestión es que colocada la sartén en la vitro, me fui a pintar los ojos al baño, donde SunSun ya me sacaba ventaja...y eso significaba, que como es una cagaprisas, cuando ella hubiera terminado iba a estar ametrallándome con....¿estás ya? ¿te falta mucho? estoy harta...siempre te tengo que esperar..etc..

Nunca me explicaré cómo pude tener un descuido semejante...pero me olvidé de la sartén por completo. Crudins estaba en su cuarto encerrada y de nada se enteró hasta que no grité, y mis padres habían salido a dar una vuelta y a cenar por ahí...
No exagero si me acordé de la sartén como 20 minutos después.
Mirándome en el espejo gigante que hay en el cuarto de baño, de pronto, como un fogonazo paso por mi cabeza...calamares...calamares...calamares...calamares....¡¡¡SARTÉN!!!! ¡¡¡COÑO!!! ¡¡¡LA SARTÉN!!!!
Corrí hacia la cocina....y las llamas llegaban hasta el techo y salían por la puerta.
En este contexto, voy a explicar la situación de cada cosa en el punto 0 del desastre...
La cocina enana de casa de mis padres, esta al lado justo de la puerta de entrada al hogar dulce hogar...y la vitrocerámica esta situada en la encimera y en la parte más cercana a la puerta de la cocina. Esta cocina rectangular es pequeña, pero entra la luz por un ventanal que hay al fondo de la misma. El fregadero esta situado en mitad de este rectángulo...

En algún momento de mi vida yo oí que para apagar un fuego lo mejor es taparlo....pero parece ser que lo debí de oír vagamente y de refilón, porque en mi cabeza no quedo aposentada esa información para el por si acaso de la vida...
Mis gritos (dos exactamente: ¡¡fuego!! ¡¡fuego!!) hicieron que SunSun y Crudins aparecieran inmediatamente en el lugar del suceso en cuestión.
Mi razonamiento inmediato contempló la opción de una posible solución casera y rápida (los bomberos iban a tardar mucho...).
Pensé...en lo que para entonces no sabía y jamás se me volverá a ocurrir...apagar el fuego con agua... Para eso tenía que pasar entre el fuego que ya había, abrir la ventana del fondo, encender a tope el grifo del fregadero, al que yo suponía que aún no habían llegado las llamaradas y con un trapo mojado, coger la sartén en un nanosegundo y lanzarla por el aire dentro del fregadero.
Lo hice. No me preguntéis porque y cómo pude lanzarme sin pensármelo más...pero fue mi reacción. No quería quemar la casa de mis padres.

SunSun no paraba de gritar que qué hacíamos....y Crudins estaba en shock. No le di dos bofetadas, porque no entraba en mi plan...pero si la zarandeé y le dije.. ¡llama al portero y a los vecinos a pedir ayuda!. En este punto debo de parar y describir un detallito....los nervios evidentemente, pueden jugarnos una mala pasada...pero en estos momentos...las malas pasadas no tienen cabida.
Al lado de la puerta de entrada de casa había un interfono que daba directamente al telefonillo del portero...solo había que descolgarlo y esperar a que el individuo respondiera.
Evidentemente, yo pasé en un microsegundo entre el fuego de la cocina de una carrera y no sentí nada, primera parte del plan perfecta. SunSun empezó a gritarme qué que hacía, que no me veía entre el fuego, que si estaba loca. Hasta ese momento todo iba bien, hasta que después de darle la orden a Crudins de que avisara al portero, oí como abría la puerta de casa y se marchaba....SunSun salió tras ella , en un break de sus gritos hacía mi, y la pilló un rellano más abajo...y gritó...¡¡Crudins!! ¿qué haces? Crudins contestó...ir a avisar al portero....
En una manzana de 13 escaleras unidas por un patio interior...llegar al portero y pedir ayuda...le hubiera costado más de cinco minutos...por otro lado...había ascensor...y bajaba desde un noveno...
Me hubiera gustado ver la cara de SunSun, que había vuelto a correr arriba a avisar al portero por el telefonillo. A todo ésto, había un estupendo extintor de incendios en el rellano inferior, de cuya existencia, no sabíamos nadie...y por supuesto, en esos momentos, no se nos ocurrió ni pensar en dicho utensilio...(que hubiera sido lo más lógico); supongo que la primera vez que te encuentras en un incendio...te pasan estas cosas.

Crudins, librada de la gran tarea de correr sin sentido escaleras abajo, llamó a los vecinos para pedirles ayuda. Nuestros vecinos son un matrimonio que siempre van impolutos, con ropa de hiper mega marca, planchada toda a la perfección y planchados también ellos, más secos que una pasa, y con cero sangre en las venas. Gente bien de mal, que flota mientras anda y a los que hay que pagar para que te regalen ya no una sonrisa...sino, unos sencillos buenos días. Para entonces su hija era recién nacida, ahora acaba de hacer la primera comunión.
A Crudins le abrió el hombre de la casa...y ésta le explicó lo que pasaba. La sorprendente actitud de dicho hombretón fue inaudita... en los momentos en que estuvo pensando en que hacer, elaboró una danza a lo chiquito de oscar, mientras el titubeo de sus palabras hacían un fondo rítmico que acompasaba a sus movimientos de ballet, y que le debió de quedar la mar de bien, porque SunSun y Crudins se mean de la risa cada vez que lo recuerdan...
Cuando por fin reaccionó no dudó ni un segundo en no ayudarnos, gritó a su mujer y le dijo `coge a la niña que nos vamos´. Crudins y SunSun sin llamarle capullo al unísono, focalizaron la acción de nuevo en el fuego...visto que no se podía rascar nada de nada de aquella casa de la pradera.

El portero tardó en llegar un cuarto de hora...y además no había llamado a los bomberos...¿se pensaría que era una coña? ¿estaría pensando también él en los tentáculos que la noche le iba a deparar?

Bien, protagonista toda yo del evento a partir de aquí, pase a ser el bombero de la casa. Una vez pasada por el fuego, abrí la ventana del fondo y con cuidado encendí a tope el grifo del fregadero (que por otra parte era muy hondo, algo que iba a facilitar la caída de la sartén) del que salia el agua a buena presión. Cogí un trapo, me lo enrollé en la mano derecha y lo metí debajo del agua sin apagar el grifo. Había llegado el segundo decisivo...coger la sartén que ni veía, pero que sólo yo sabía en que lugar de la vitrocerámica estaba.
Dicho y hecho, en un santiamén agarré el mango de la sartén y la lanzé hacia el fregadero; en ese momento y al contacto con el agua que caía sobre ella, salió de la misma una humareda negra como el carbón que invadió toda la casa, y lo digo con todas las palabras...TODA LA CASA. Al estar tan cerca, ese primer nubarrón entró directo a mis pulmones y tuve la sensación de ahogarme ahí mismo, pero aún saqué ánimo para echar agua por toda la cocina hasta no ver rastro de fuego.

Estaba apagado el fuego, salí de la cocina. Y todos los nervios que no había tenido antes me vinieron de golpe, me caí al suelo porque las piernas no me respondían. Mis hermanas abrieron todas las ventanas y ventanales de la casa, momento en el que llegó el portero....no comment... que se marchó al comprobar que ya no había fuego. Pensando en el disgusto que se iban a llevar mis padres decidimos limpiar un poco la cocina....de los restos del incendio...y comprobamos que todo lo de dentro de los armarios estaba lleno de polvo negro, supongo que de la humareda.... hicimos lo que pudimos hasta que nos dimos cuenta que nos estábamos intoxicando al inhalar tanto humo...y nos bajamos al portal a esperar las tres sentadas, a mis padres. No hablábamos.
Evidentemente la culpa era mía, así que sólo yo pensaba cual iba a ser mi futuro a partir del encuentro con ellos...pero me di cuenta que no lo veía de otro color distinto al de todos los días..jajajjaja.
La reacción de mis padres cuando llegaron, fue la contraria a la que yo estaba esperando. Mi padre nos preguntó que si estábamos bien, que lo importante es que no nos había pasado nada...y mi madre no dijo ni mu y fue corriendo a coger el ascensor para comprobar lo que le había pasado a su cocina.

SunSun y yo no subimos....nos fuimos a pasear nuestro suceso por los bares de La Ciudad del Viento con el pelo, la ropa y todo...oliendo a humo...cualquiera subía a casa...
Pero a la media hora llamé a mi madre por teléfono con remordimientos...estaba limpiando la cocina...me sentí como una mierda, le pedí perdón cien veces, pero hasta dos días después no le oí decir, no pasa nada.
Al final, el seguro cubrió los desperfectos mayores, y la cocina volvió a ser la que había sido.

Aquella noche todavía nos fumamos unos pitillos entre las dos, SunSun y yo, preguntándonos la una a la otra cada vez.... ¿tienes fuego?... con las carcajadas consiguientes...
Estuvimos sacando mocos negros dos semanas.

sábado, 16 de abril de 2011

Ya es sabido por todos aquellos que me conocen bien, las veces que suelo chocarme con todo y darme golpetazos con todas las esquinas. El resultado siempre es el mismo.... moretón; no tengo las piernas de una modelo precisamente...más bien parecen las de un dálmata (mi operación bikini de todas las primaveras, consiste en procurar ir con cuidado durante una temporada para que mis piernas puedan destaparse sin que parezcan psicodélicas).
A veces es porque voy despistada, otras veces porque tengo mala suerte (y no es un pretexto, es verdad, a veces me siento y sencillamente al meter la silla hacía dentro, resulta que había una pata o una bandeja para colocar cosas que yo no sabía y que por supuesto no iba a perder el tiempo en comprobar antes de sentarme..); pero la mayoría de las veces es porque voy deprisa, si eso es, voy con ansia por los habitáculos sin darme cuenta, en mi afán por hacer las cosas rápido y bien.

Una de estas gloriosas ocasiones de infortunio sucedió un domingo hace ya algunos años cuando bajaba de mi hogar en La Casa del Ruido hacia la calle. Como ya sabéis, yo vivía en un segundo con principal, es decir, para subir o bajar tenia que dar tres círculos de escaleras, ya que no había ascensor.
Aún con resaca de la noche anterior, me arreglé un poco para apurar el fin de semana y bajar a tomar unas cervezuelas a la Bachata Aburrida y charrar un rato con Lebiram (que le tocaba trabajar ese domingo sola).

Sunsun siempre en la parte del sofá que sirve para estirarse (en estos sofás que desde hace unos años hacen con una parte para sentarse y una de las esquinas alargadas para estirarse), que ya tenía hecha la forma de su cuerpo y encajaba pues a la perfección en él, no quiso bajar conmigo (no es mucho de bares..y menos de bares de Melrose Place) supongo que, porque hubiera necesitado un pico de escalada para salir de ahí y eso suponía dejar el bol de kellog´s de entre sus manos (¡¡¡algo impensable!!).
Así, que como no, baje sola al bar, como muchas otras veces (era algo que por otro lado solía hacer y que llamaba mucho la atención del personal...aun sigo sin saber porque; supongo que por un tema tal vez, machista o retrógrado...tanto por parte de hombres como de mujeres; pero a ciencia cierta...sigo sin saber el porqué). Sabía que era algo que mi público de Melrose Place comentaba y que la verdad, siempre me hizo gracia por dentro...
....cuanta gente sola siempre acompañada....

Total, que sobre las 20,15 de la tarde-noche cogí la basura de mi casa para de camino al bar, tirarla en el cubo de la basura, antes de que el camión pasara a las 12 de la noche, como todas las noches, como oíamos todo el barrio.
Esta vez sí agarré el bolso (que siempre me pesa una tonelada...) y me lo coloqué en el brazo derecho, con la mano izquierda cogí la bolsa de basura y en la mano derecha llevaba las llaves para cerrar la puerta con ellas y no pegar un portazo en pro de no arriesgarme a dañar la delicada cerradura de mi casa-tonel... Todo iba sobre ruedas, porqué no iba a ir, en un quehacer tan doméstico y cotidiano como bajar unas escaleras con algo en cada mano.
Las escaleras de La Casa del Ruido eran las típicas escaleras de las casas que tienen dos siglos... es decir, a niveles distintos de alturas según los arreglos sucesivos que ha ido sufriendo el edificio; como la que toda la vida ha  preferido ponerse una crema antiarrugas y con 70 años sigue pensando que así las grietas descansarán mejor sobre la tierra cansada, que pasar por un quirófano y reestructurar todas las escaleras. Es parte del encanto de estos edificios, las diferencias, sus peculiaridades...huellas de historia reciente...que a nadie se le va a ocurrir jamás cambiar en su esencia, como a mi me gusta que así sea.
Yo, como todos mis vecinos sabíamos perfectamente donde lloraban las grietas del edificio y donde había que prestar más atención; sabíamos si en el principal podíamos subir o bajar las escaleras de dos en dos y pensábamos cuando nos íbamos a arriesgar a hacerlo de tres en tres... o qué escalera no había que pisar nunca porque el zócalo sobre piedra que estaba roto y levantado, era el refugio y hogar de una encantadora familia de salamanquesas que por supuesto, tenían el mismo derecho a disfrutar de la autenticidad del lugar que los demás. Me encantaba. Me encantaba el espacio común de La Casa del Ruido, todo menos su espejo, sí, aquel puesto a mala... en la entrada y que evidentemente se puso en una época en la que los vecinos de aquel lugar dejaron de ir al campo para ir a otros lugares..

Bien, como iba diciendo...tal y como había colocado mis objetos personales sobre mi, para bajar a la calle, volví a hacer algo en lo que siempre suelo errar...sentirme apresurada por llegar tarde.. en el horario que yo me había establecido en mi cabeza para llegar al bar. Así que bajé deprisa, corriendo y el gran fallo...a oscuras (no por mi culpa).
Y es que resulta que en la Casa del Ruido era habitual, que si doña Ramona quería ahorrar en luz aquel mes, cortaba la luz de los rellanos y escalera durante el día (la instalación de la luz en el edificio era del año 2 a.c...y dan fe los electricistas que acudían que no daban crédito al espectáculo de cableado y cajetines...), y solo la encendía por las noches.... A veces sencillamente se olvidaba de conectarla a media tarde, como ocurrió en ésta ocasión...imaginándomela yo, rezando en su altar personalizado del salón de su casa, a Don Faustino, y dándole gracias a nuestro señor por mantenerla cuerda y en esa comunidad para salvaguardarnos a todos la buena moral y los buenos valores que manda Dios e interrumpen los Orgasmus...
Era la líder de la mejor cruzada contemporánea...riete de la Orden de los Caballeros de San Juan.

De esta guisa, cuando di el último giro de escaleras y ya me quedaba el último tramo por bajar de la manera más apresurada pero feliz, resbalé.
Resbalé por culpa de mis sandalias negras y mi mala suerte. Y es que las suelas de mis sandalias negras, resbalan sin necesitar nada que les haga resbalar, algo que al contacto con ellas las haga vengarse de su vida diaria... ellas se vengaban cuando les daba la gana, arbitrariamente.
Bajando deprisa debieron de pensar que de qué iba yo creyéndome una amazonas invencible. Así que al pisar un escalón la sandalia derecha se fue de vacaciones establecidas por convenio y el azar que podía haber hecho que cayera para adelante o para atrás, decidió que cayera para adelante...
La ostia consagrada se oyó por toda La Casa del Ruido y ningún vecino salió (nos daba igual si moría el de arriba o el de abajo, ya nos enteraríamos por el olor) más que SunSun, que creyó que me había matado. El Exprimidor de Limones lo oyó pero no pensó en ningún momento que tal estruendo pudiera provenir de la caída de un ser humano, creyó que a alguien que bajaba o subía se le habría caído lo que estuviera cargando encima.
La barandilla que era toda de forja oxidada de por lo menos 100 años antes, se tomó mi mano de pincho de mediatarde, y así se me abrió una grieta en la mano y se me rompió el escafoides (hueso de la muñeca). La bolsa de basura llegó al contenedor sola... y las llaves que además llevaban un pen drive en el llavero, cayeron al pozo del agujero de La Casa del Ruido, aquel lugar donde nadie jamás quería bajar, pero que yo ya conocía... El otro brazo inmediatamente reaccionó para preservar cualquier golpe en mi cabeza, después de soltar la bolsa de basura, y di cuatro vueltas de albóndiga rebozada en pan rallado, antes de ser colocada en la sartén hospitalaria. Le dije a SunSun que estaba bien, que podía andar, que me iba al bar...SunSun estupefacta no dijo nada...bajé a los calabozos a por mis llaves...el pen no lo conseguí encontrar (sin una linterna ahí estas perdida...), así que el que lo encuentre le encantara lo que hay dentro... dejé encajada la bolsa de basura que tenia prisa por pasar a otra vida mejor, y me dirigí a la Bachata Aburrida.

Entré, y me encontré a Lebiram trabajando y en el lugar de los barreros, a Hermes, al Ambulanciero y a un par más de personas que no recuerdo... inmediatamente con gracia y salero conté el ostión que me había servido para querer agarrar una cerveza bien agusto.
Hermes...que para entonces tenía calidad de conocido con ganas de hacer carrera, y así pasar a la historia para fundar juntos la Noleida, me examinó la mano...y me dijo que debería ir al hospital...pufff...no...primero chervechita fría...esto no es nada, una herida normal, a curar y punto.
Hermes y el Ambulanciero, tras hacer un par de bromas de mi infortunio, los tres cerveza en mano, el primero insistió en que debía acudir al hospital y el otro se ofreció a llevarme...en moto.

Al final...valeeeeee vamos... Creí que el Ambulanciero iba a subirme a una moto cafe racer, como las que me gustan, pero ya sabéis que mi imaginación va muchas veces más deprisa que mi razón...jejejejje. Era una vespino, sucedáneo de Vespa.
Vaya...¿qué dices que me tengo que agarrar? ¿con cuál de las manos? con la buena...vale...ponte este casco...es grande...pero ajustado un poco así...yo creo que te vale...vale...
Me subo. El hospital estaba al otro lado de la ciudad...y todo el trayecto fue de maravilla salvo por un pequeño detalle...cada vez que el Ambulanciero frenaba mi casco se daba un golpetazo con el suyo y no podía controlar eso de ninguna de las maneras porque mi única mano sana le agarraba a él, para no caerme de la moto y hacer croquetas de la carne que sobra de  hacer canelones. No puedo aseverarlo con exactitud, pero igual me di 20 leches en la cabeza antes de llegar al hospital...y otras 20 antes de volver al Bachata. Resultado hospitalario = antiflamatorio y analgésicos y no se ve rotura en principio, pero estos huesos...ya se sabe....hasta dentro de unos días...son tan pequeños que no podría decirte con exactitud si tienes alguna rotura... médicos...medicina...

Cuatro días después me encontré a Hermes de oferta por la calle y fue el que me dijo que volviera al hospital que eso tenía muy mala pinta... le hice caso y salí escayolada. Aprovechó para apostar conmigo si me pondrían o no escayola... ganó él. Ya digo yo que su marketing es muy bueno....;)

Fue el mejor mes de baja que he tenido en mi vida. Salir y salir, leer, bailar, beber, gritar, reír y escuchar.
Redescubriendo, en esos meses que siguieron, el inicio de una primavera interna y los albores de un verano nuevo que la vida (que me daba la oportunidad de cambiar de estación) me ponía enfrente; para sumirme en un acantilado de coqueterias con un olor a almendro en flor, que es una de las flores que más me gustan.
Gracias Hermes.
  

sábado, 2 de abril de 2011

Era primavera.... como la recién estrenada... pero de hace unos 4 años....

Dentro de La Casa del Ruido y de Morti, por las mañanas, entraban los rayos de sol por el único sitio al que la voluntad humana, la de SunSun y la mía, se lo permitía....es decir, la puerta acristalada del balcón que daba a la calle Espozaño y Minero. En la misma pared había dos ventanas más, pero los estores blancos que dejaban entrar la luz no se levantaban por las múltiples razones explicadas en mis anteriores entradas sobre aquellos maravillosos años en  Melrose Place.

Empezaba una semana nueva, era lunes y acababa de disfrutar de uno de mis fines de semana de entonces... bares, música, entradas y salidas en casa, dejarse llevar por los acontecimientos, encuentros involuntariamente voluntarios y estudiados con las personas que quería ver, y resaca con sabor dulce.. ; la operativa normal de una soltera trabajadora a la espera de comerse el fin de semana todo lo que no se había comido entre semana; y eso que tenía como hábito tomarme siempre unas cervezas por las tardes, antes de subir a casa entre semana, para charrar un rato con quien se dejara caer en La Bachata (ahora) Aburrida... (el bar a dos portales de La Casa del Ruido, cuyo propietario era un chico con el que, unos años antes, había jugado un par de partidas al Twister de MB y acabamos jugando al Ahorcado..perdió él, claro; pero también de una de las personas que ahora mismo esta ahí arriba tomándose un gin tonic con san Pedro, en una de las nubes más grandes, y que me hacía reír como nadie..).

Los fines de semana, los cantos y las voces de Doña Ramona, sabían de otra manera...ya daba igual todo, no había que madrugar (salgo los sábados que me tocaba trabajar) y eso hacía que todo supiera distinto... todo tenía encanto.
La sensación de resaca permanente se aliaba con el bienestar y juntos bailaban un tango como podían; la ropa tendida en el patio de luces, manchada por la ceniza que los orgasmus cada jueves desde el piso de arriba dejaban caer, tiñendo la ropa de gris noche estrellada, tenía otro significado, el de fin de semana.. me daba tiempo a ponerla otra vez en la lavadora sin problemas, junto con el uniforme del trabajo, para estar listo el lunes.
Todo se volvía relativo.

Recién pasado uno de aquellos fines de semana, un lunes me sabía a `tengo que replantearme la vida por mucho que disfrute de las olivas, los boquerones y las cervezas´.
Para entonces, yo aún trabajaba a turnos unas semanas de mañanas y otras de tardes, y ese lunes tenía que entrar a trabajar a las 15 horas, así que me desperté sin despertador (una de las cosas que aún se saborear como placer más exquisito) y en un silencio absoluto...(que ahora mismo añoro desde lo más tierno de mi malestar), y me levanté para desayunar como manda el onceavo mandamiento...
A esas horas, un lunes, los orgasmus inmersos en sus ritmos grupales de costumbres propias de su especie o se volatilizaban y dormitaban sobre el césped de algún lugar desconocido para mi...o hibernaban hasta el miércoles, el caso es, que eran los únicos dos días que la cabeza descansaba... Un Ferrero Rocher envuelto en papel de oro de 20 kilates.

Justo en esos momentos de mi vida en Melrose Place, vivían enfrente de mi piso de La Casa del Ruido, Arti y Dani, una pareja encantadora y enrollada, que tanto te ayudaban como te invitaban a compartir lo que tuvieran entre manos en esos momentos de encuentro.
Después de mis `desayunos sin prisa´ de las semanas de tardes, solía ponerme música a un nivel prudente (recuerdo que me puse un disco de The Sonics) e iba organizándome poco a poco para la semana... tocaba destender el uniforme y plancharlo antes de ir a trabajar; comprar lo necesario para la comida del día; ordenar mi habitación y la casa en general; pegarme una ducha mañanera de las largas, sin ninguna prisa, escuchar las noticias en la radio y empezar a hacer la comida antes de que SunSun llegara del trabajo.
Mientras iba cantando, bailando y guitarreando virtualmente por casa, haciendo las cosillas del hogar...me di cuenta que me faltaba leche y que era lunes...es decir, había que reponer material, usease, los hielos gastados por los combinados del fin de semana (en mi casa no podían faltar nunca mazacotes buenos de agua congelada) y leche (es un misterio lo que SunSun hace con la leche...cuanto más compraba más pronto se gastaba).
Así, que después de adecentar mi hogar dulce hogar, planchar el uniforme y colocarlo extendidito encima de mi cama de 1,50 m (que tiempos aquellos..); me dispuse a ir al economato que había justo debajo de mi casa en el portal contiguo (que después fue kebab, panadería, otra vez kebab...y ahora ya no lo se..) a comprar hielos y unas cajas de leche a la simpática Ana, la propietaria del lugar.

¿Qué se coge una de casa para bajar justo al portal de al lado a comprar varias cosas? Yo, evidentemente, no pensé en que iba a necesitar bolso...ni móvil...ni papel...ni boli...ni el monedero...ni las gafas de sol...ni nada de nada... Pensé...sólo necesito 4 euros y las llaves, paso de bajar nada más...¿para qué?.
Tengo que decir que cada vez que en mi mente se desarrolla dicha pregunta...yo que soy gafe...suelo coger todo lo que he dicho que no iba a coger; pero ésta vez dije... en serio No, es ridículo bajar con nada más, acostumbrate a ir más liberada. Ok. Así que No se va de casa con el producto neto de su nómina ya a día 13 del mes y con las llaves. Nada más. La verdad es que tengo que decir, que la sensación que sentí al bajar las escaleras medio bailando y cantando tan suelta casi valió la pena después de todo...
Entré en la tienda y saludé a Ana; creo que era la única persona que trabajando en Melrose Place no tenía ni idea de los chismes del barrio...(no vivía en él) así que era todo un lujo poder hablar con ella, porque nunca lo hacía sobre los demás.
Si...la eche de menos cuando se fue...

Cogí la leche y los hielos y ya era casi la una del mediodía; Ana cerraba en breves, había llegado por los pelos. Me costó 3,25 euros la compra. Pensé...bueno ahora a subir y a empezar a hacer la comida; comer y salir para el frente de batalla. Saqué mis llaves, las coloqué en la cerradura...y...si, en efecto, la puerta no se abría, la cerradura se había estropeado (algo que me jorobo bastaste porque `la casera´me aviso que no cerrara nunca de portazo porque la cerradura era algo delicada...y siempre cerraba la puerta con la llave puesta, jamás di un solo portazo). Mierda....mierda....mierdaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!

Tic tac...tic tac...tic...tac....las 13,15....entro a las 15 a trabajar.....uniforme, móvil, bolso, dinero, todo dentro de casa. Inmediatamente pienso en el trabajo...mierda otra vez, yo que no paro de echar broncas a las demás porque llegan tarde al curro y soy un ejemplo intachable de puntualidad...no puedo llegar tarde!! y además...el puesto se queda sin cubrir...y hoy está la cirujana...follón seguro... etc..
Un tumulto de ideas se atropellaron en mi mente.
En definitiva...en ese momento algo me decía que no iba a ser el mejor día de mi vida.
Tenía que pedir ayuda, llamé a la puerta de Dani y de Arti, no había nadie en casa....y, como os podéis imaginar, no se me ocurrió pedir ayuda en ningún otro piso...en cualquier caso hubiera conseguido de todo menos ayuda (orgasmus y Doña Ramona...no, gracias).
Me miré el dinero que tenía, joder...75 céntimos...¿dondé hay una cabina ahora en la era del móvil? No... piensa...piensa....creo que en el Central Market....o tal vez en la plaza de la Santisima Cruz....ayyyy no lo se!
Salí escopeteada sin dejar los hielos y la leche en el rellano (cualquiera se fía de los orgasmus...eran capaces de salir de su hibernación coger el material y volver al catre como si nada...ni hablar), es decir, me cargué con la compra y me fui al Central Market que distaba de mi casa unos 10 minutos andando...y no!! no había una cabina!!! (yo hubiera jurado que en algún momento alguna vez...vi alguna...) evidentemente, me cagué en la estatua del fundador romano de nuestra querida ciudad , que testigo de mi desasosiego parecía hasta reírse de mí diciéndome (con esa postura hierática de cadera inclinada y sonrisa burlona) que pringada... ,así que corriendo otra vez, desandando lo andado, me dirigí a la plaza de la Santisima Cruz...y siiii una cabina...dios...que calor hacia...sudaba por castigo divino...
Vale, No, ya tienes cabina, ahora piensa, solo tienes 75 céntimos organízate, tendrás pocas oportunidades de llamar...vale, SunSun es la que está más cerca de casa, trabaja a 10 minutos andando, llámala y que ella llame a la casera para contarle lo que ha pasado y que ésta llame al seguro del hogar para que venga un cerrajero urgentemente.
Llamo a mi hermana que nada más oír mi voz me da voces diciéndome que ahora no puede atenderme que estaba muy liada, y me cuelga. Su puta madre (con perdón porque es la mía también). Vuelvo a meter moneditas en la cabina...45 céntimos...vale...llamo a mis padres para que llamen a SunSun, le digan que es idiota, y le cuenten lo que me pasa, y...sorpresa sorpresa....mis padres comunicando!!! Seguro que Crudins estaba marujeando sobre el finde...una imagen fugaz imaginó mi mente y se proyectó en las retinas de mis ojos....Crudins con el teléfono en mano jijij jajaja jijij jajaja...= misión imposible, posibilidades cero.
Creo que si alguien me hubiera pedido la cabina en esos momentos me lo hubiera engullido...
Bueno, intento otra vez llamar a SunSun...30 céntimos...llamo y lo primero que le digo es que me escuche!! que me he quedado colgada en la calle sin poder entrar en casa con....30 céntimos y bajando... que llame a la casera!!! me dice que vaya a su trabajo que me da sus llaves para que pruebe a abrir la puerta con las suyas... ok....
Cargo la leche otra vez...y los medios hielos...y me pongo a andar los 10 minutos hasta su trabajo...me da sus llaves y me dice que ya ha llamado a la casera, que alguien irá a rescatarme o a hacer algo... Vuelvo a recorrer los 10 minutos de trayecto hasta mi casa, pruebo sus llaves, y la cerradura no responde; la puerta se me descojona en la cara...

¿Qué hago? las 14,30. En esos momentos decido volver a llamar a casa de Dani y de Arti, tal vez tenga suerte y como ya es la hora de comer han vuelto a casa. Están!!!! genial...hielos a la nevera y leche en habitáculo seguro. Los tres unidos pensamos como abrir la puerta...uno detrás de otro metimos las llaves y las volvimos a meter y lo volvimos a intentar otra vez...nada. Arti decide probar con el método que ha visto a muchos cerrajeros y se va a por una radiografía suya. Riqui raca riqui raca en la puerta a la altura de la cerradura....nada.
Pasa el tiempo......Tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii las 15 horas. La mala ostia recorre mis venas...llamo al trabajo desde el teléfono de SunSun que ya se añade a nuestra cuadrilla (después de que ella también probara en la cerradura 13 veces más)  e intento explicar a mi compañera que pasa... `vale´, me dice (la que se pira a las 15 y compañera donde las haya..),  `le dejo un post it a xxxx y ya está....´ le digo que no, discuto con ella y le digo que le diga a x+y que se quede en mi puesto hasta que yo vaya, sea la hora que sea, o hasta que venga mi jefa (llegaba a las 16 horas) y que cuando ésta llegue me llame.

En ese momento llega el dueño de mi casa, así que ya somos cinco en el rellano.... me dice que su pareja ha llamado al cerrajero del seguro de hogar y que éste le había dicho que a las 15 horas como tarde iba a estar... si...ya lo veo. Intenta por todos los medios (era un ritual a seguir por todo el que entraba en esta fiesta) abrir la puerta metiendo y sacando la llave 30 veces en la cerradura...y yo pensando...al final me quedaré además de sin entrar, sin llave ni llavero... por un momento pensé... ¿harán todas las personas lo mismo ante esta situación o solo es un empeño oregonés?
De pronto me pregunta si he cerrado el balcón de mi dormitorio, que como da al patio de luces, y ahí nació hace millones de trillones de años un hermoso andamio...podría subir el andamio hasta mi habitación, entrar en casa y abrir la puerta desde dentro. Estupefacción. Y yo que creía tener imaginación....solo faltaba además, aquel día, tener que hacer fila en las urgencias del Hospital Miguel Servet...
Menos mal que había cerrado el balcón para que ningún Lancelot subiera el castillo andamial blanco para salvar a la princesa de los suspiros...uy, perdón, de los resoplidos.

De perdidos al río.....¿alguien tiene hambre? yo me marcho a comer y que se abra cuando se tenga que abrir... SunSun se une conmigo, evidentemente. En esos momentos llega la pareja del dueño de mi casa, `la casera´, y nos vamos los cuatro a comer a la plaza de la Santisima Cruz....
Dani y Arti se quedan en su casa a esperar a que vaya el cerrajero. Menú del día en el único lugar que ya nos daban de comer....primer plato cuscus....
16 horas, llama mi jefa al móvil de SunSun. Le cuento que no puedo entrar en mi casa y que estoy esperando al cerrajero que está al caer, me dice que no pasa nada, que en cuanto pueda vaya. Por un microsegundo...tuve una sensación de libertad..., no tenía nada importante encima y no tenía prisa ya por ir al trabajo. Ummm sweet pleasure...
El cerrajero llama por teléfono a `la casera´ cuando estábamos en los postres..., estaba esperándonos.
`La casera´, supongo que por defecto de profesión (es banquera), me indica que no hable, que ya hablara ella de lo que ha pasado.., intentaría que todo entrara por el seguro... Capito...es tu casa...a mi me da igual tener una llave con tres puntos o una con diez.
Y me recalca que ya me dijo cuando me fui a vivir ahí que no diera portazos porque la cerradura era delicada....
Si ella hubiera podido sentir el torbellino de sangre que en milésimas de segundo hizo que me hirvieran todos los fluidos de mi cuerpo haciendo que éste aumentara de volumen...se hubiera callado; gracias a dios...en estas ocasiones no necesito hablar, por lo visto, mi cara es el reflejo de ese tsunami interior. Y menos mal que es fácil de interpretar mi careto...porque si hablo lo arraso todo (que gran defecto tengo).

SunSun se fue directa al trabajo, así que con una persona menos, eramos tres los que quedábamos en el show...los propietarios del piso y yo. El cerrajero, muy amable él, miró la puerta...le  indiqué esperando ya a que me preguntara por ellas, si quería el juego de llaves para probar otras 3000 veces quien la partía por la mitad para tener un dos por uno; me miró...y me dijo...¿para qué dices que necesito las llaves?
No se como agarró la puerta pero haciendo un solo gesto que duró dos segundos abrió la puerta.
Ni que Lancelots guapos sobre andamios ni que leches....
Estupefacción de nuevo.
 

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