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viernes, 25 de enero de 2013



Me parto de asco.
Bueno... no voy a ser tan brutalmente gráfica (a pesar de que estoy "desdencadenada" tarantinamente).
Como me comentaba AnnieHall en twitter hay pueblos de nuestra querida España que todavía viven en el XIX.
Evidentemente, no me escandaliza el mundo fúnebre y las tradiciones que entorno a el se han dado y siguen dando por los pueblos de nuestra tierra, sabiendo además que muchas de ellas están ancladas por tradición a nuestra cultura; pero algo si me ha molestado, y si sois avispados marca el título de la entrada.

El miércoles por la noche murió mi padrina (mi abuela, la madre de mi padre).



Mi abuela, que ha pasado sus últimos años de vida en Barcelona con mi tita (su hija) en uno de esos barrios que están pegados a la ciudad condal que son como ciudades (igual son ciudades, no lo se); ha querido enterrarse en el pueblo que le acogió cuando de Barbastro, terminó por los designios e infortunios de la vida, en Ilerda.
Ahí, en Ilerda, conoció a la mejor persona que yo he conocido nunca, mi padrí y después de varios años viviendo en la capital de provincia, se marcharon a un pueblo que hay cerca, cuyo nombre voy a omitir para joder a los buscadores tarados de google.
Mi padrí y toda su familia es de Ilerda, Ilerda, Ilerda y arrabales.
Se cierra un ciclo, vuelven a estar juntos.
Mi padri murió en 1991 y para mi fue un dolor insoportable.
Tengo muchos recuerdos del pueblo con mi padrí, mi hermana Sunsun y la Vinga (su tekel negro).


Llevábamos bañador porque nos duchaba mi padri con la manguera cuando hacia calor en el terrat. Sobra decir que era genial.

Mi padrí fue albañil, como su padre, es sus ratos no guerreros y revolucionarios; y soldado en el bando republicano en la guerra civil, cautivo un tiempo, después exiliado y retornado.
Sindicalista y activista dentro de la CNT.
Pero sobretodo fue abuelo. El mejor.
Mi padrina fue la costurera del pueblo.
Recuerdo mi infancia entre patrones y tizas de marcar.
Eran pobres, muy pobres.
Nunca, en toda su vida tuvieron una propiedad, sólo el Ford Fiesta de mi abuelo sobre el que aprendí todas las palabrotas del mundo mundial.
Al principio cuando llegaron de Ilerda al pueblo vivieron en un molino cerca del pueblo.

Dejemos la vida familiar... porque da para un libro.

Capitulo I: La iglesia.

Cuando hoy he llegado al pueblo hacia muchos años que no lo había pisado, los recuerdos se han agolpado de sopetón y me he sorprendido sabiendo llegar a la iglesia sobre mis pasos, a la primera.
Mi padrina, a pesar de todo, iba a misa y berreaba las canciones del cantoral (si... yo tampoco lo entiendo, creo que era porque le gustaba mucho cantar y hacer flanes gigantes de huevo los domingos... ñam... qué buenosssss).
Mi padri no iba, claro.

Bien.... ha llegado el coche fúnebre desde la ciudad condal y nosotros que ya llevábamos todo el familión saludándonos fuera, hemos empezado a organizarnos.
El cura nos ha hecho ponernos detrás del féretro ordenándonos entrar en la iglesia cuando lo entraran.
Casualmente mi padre, mi tiet (su hermano) y yo (creo que mi hermana Sunsun también estaba cerca) eramos los primeros pegados junto al féretro.
El cura (que no era catalán y ha dado patadas a todas las lenguas que ha intentado hablar... predominando el catalanocastellano - que horror de misa-) suelta: los hombres a la derecha, las mujeres a la izquierda.
¿¿¿¿¿Perdooonnnnnnnnn???? Menos esnifar el olor de las velas cuando se apagan, buen hombre.
Papa... (lo tengo al lado), non ti preocupare, me voy a sentar donde me de la gana... no mejor.... ¡¡en la izquierda!!.
Dando ejemplo, los demás se han sentado donde les ha dado la gana.
Que si, que si... una tradición y todo lo que me digáis, pero yo me siento donde me da la gana que para eso soy invitada en la casa del Señor, no del cura.

Empieza la misa....
El cura empieza con la siguiente frase la homilía: "quiero dar la bienvenida a todos los ateos, agnósticos, no creyentes, no practicantes y no cristianos, porque estáis haciendo un acto de caridad".
¿Tengo que comentar esto? Vale bien... no se si sabe la historia de mi familia padrinistica... igual si era apropiado, no se, tal vez un detalle, no se como se habrá interpretado, aún no he hecho forum.
Pero... luego en mitad de su sermón, e incluso en una cuña al final de la misa, comenta en varias ocasiones que los cristianos están siendo aniquilados por otras "gentes" en otros países y que tenemos que luchar.
¿Qué pinta eso en el funeral de mi padrina?
Creo que tampoco voy a comentar esto.

El idioma ha sido propio y se le ha entendido como el culo.

Al final coge el micro y dice: "por cuestiones logísticas los de las primeras bancadas que se queden quietos y todo el resto que vaya pasando desde la derecha a la izquierda".
Veo a todo el pueblo levantarse y hacer fila.... ¡¡para darnos el pésame!!
Adiósssssss, he salido de la iglesia.

Nota: en Ilerda capital esto no pasa.

Ahora viene lo mejor.
Capitulo II: El entierro.

No es lo mejor evidentemente, entierro a mi abuela y estaba con una congoja tremenda; es que como muchas veces he contado aquí en el blog con otros acontecimientos varios, ha dado lugar a suceder otro de mis infortunios... y creo que este estaría en un top ten, puesto 1 o 2.

Mi primera sorpresa es que ya hay dos cementerios en el pueblo y mi padrina fue la primera que se compró un nicho en el nuevo. Cosas de la muerte y el descanso eterno.
Hay que coger el coche para ir al cementerio nuevo, está lejos; así que vamos llegando todos poco a poco.
El cementerio es realmente espacioso rodeado de bancales y campos de cultivo.
El sitio es bonito, me gusta.

Todos ya reunidos y por mi manía de estar siempre cerca para coscarme de todo, veo que al lado del nicho de mi abuela, el número 1, hay un nido de avispas.
Mis sobrinas segundas temen acercarse y yo les digo que no se preocupen que no hacen nada si no se sienten amenazadas. Menos mi padre, mi tiet, mi tita y varias personas más, todo el mogollón está mas alejado, y yo estoy en un punto medio, sola.
Mi tía saca rosas como para un.... funeral y empieza a repartirlas.

No os miento si pensaba que estaba a una distancia prudencial del avispero. Además he pensando..... es enero coñe, no suelen picar ahora ¿no?
Las rosas... el jaleo... realmente revoloteaban muchas...

Tranquilamente con mi rosa roja en la mando que me ha dado mi tía, observo el trabajo del albañil tapando el nicho. Mi tía me comenta que hace 10 años que mi padrina les dio una foto para su lápida, palidezco.

Así sola entre los hijos de mi padrina pegados al nicho y el mogollón de todo el mundo que tengo detrás, estoy yo.
Es importante este dato, puesto que estaba en el punto de mira de todo el mundo que miraba en dirección al nicho y me encontraba a mi a mitad de camino en su campo visual.
De repente oigo un ZZZ ZZZZ ZZZZ demasiado cerca del oído pero no veo nada...
Habrá una avispa u abeja cerca (no estoy para comprobaciones) , yo quietica.
ZZZZ ZZZZ ZZZ y mi pelo se empieza a mover con un movimiento nada natural.
Joderrrrr una avispa se ha enredado en mi pelo.
NO, es un entierro, no grites... empieza a dar pasos atrás y mueve un poco el pelo para que la avispa se libere y no haya daños ni perjuicios para nadie.
Empiezo a hacer movimientos de cabeza pelisticos sin manos.
La avispa se asusta y empieza a atusarme el pelo sin compasión a lo que yo empiezo a mover la melena como si hubiera sido una heavy de toda la vida.

De repente lo que no quería que pasara: ¡¡¡¡¡aguijonazooooo en toda la cabeza!!!!
Empiezo a andar con los brazos por delante sin ver nada por el pelo y mis tíos maternos se percatan del tema y vienen a socorrerme. Uno de ellos con un par, me desmaraña el pelo, encuentra la avispa y la espachurra con sus dedos, dejándomela de adorno en mis greñas para la posteridad (luego me la he encontrado muerta entre el pelo, la he puesto en una servilleta y la tengo por si es necesaria para un antídoto futuro).
Noto un dolor en la cabeza que augura mareo.
Veo a mis tíos maternos opinando todos sin mover un dedo y al único aguerrido coger barro de la tierra escarbada de uno de los pinos del cementerio que estaba recién regado y me lo emplasta en el pelo.
Yo pensando.... ¿esto no se hace cuando se extrae el veneno de las picaduras?
No voy a discutir, total ya tengo el barro en la cabeza.

Me duele mucho, rebusco en el bolso. No soy naturista.
Encuentro un antihistaminico para la rinitis (si, tengo varias cosas como todos) y me amorro a una aixeta (válvula de agua) que tiene el enterrador donde tiene sus bártulos y de la que ya me había percatado antes.
Después de tomar el antihistaminico me pregunto si el agua será potable.
Qué mas da, total ya la he bebido.

Yo a mi rollo con mis apaños oigo que se corre la voz y que la gente se va enterando...
Oigo comentarios en plan "ahh yo pensaba que movía el pelo porque le molestaba algo" y varias teorías más (que haya 40 avispas alrededor no da para una).
Viene mi tiet, (hermano de mi padre, hijo de mi padrina) hombre de campo por el que he vivido momentos entrañables en su masia con su gran higuera.
"Esto te lo soluciono yo ahora mismo. Hay que hacer un buen barro y no lo que llevas (mi estilo eduardo-manoestijeras no le molaba), vamos al bancal de melocotoneros de aquí al lado y escarvamos la tierra tierra, y luego en la aixeta hacemos barro".
Me presto sin inmutarme, me hace un plastón de barro que me pone orgulloso y con el que he vuelto en el coche hasta la capital del vendaval.

Decir tengo que a pesar del antihistaminico he tenido mareos, sigo con dolor de cabeza (además de en el picotazo) y a punto he estado de estucamientos gástricos varios en mi línea (Hermes sabe lo estilosa que soy).
En mi cama ya, he dormido 2 horas y pico al regresar, he caído como un saco lleno, y por eso ahora estoy escribiendo este chorizo sin sueño.

Rematadera: viene mi madre entre todo el mogollón y me dice.... NO, llevas todo el culo del plumífero manchado.
Jajajajajjajaja ala que si mamá...
Que si que si NO.


¡¡¡¡¡¡¡COYONSSSSSSSSSSSSS!!!!!!!!
Resulta que el asiento del coche de mi hermano estaba manchado de no se qué producto.....

Ayyyyy que raticos pasa una.


jueves, 22 de diciembre de 2011


Hay algo dentro de mí cada Navidad, que como buen pesar, se apodera de mí irremediablemente y me hace sentir añoranza. Es una tradición de las tierras que me vieron nacer y que rememoran momentos imborrables de mi infancia y sobretodo, de mi padrí.
Él era el gran artífice de esos momentos, el que dirigía el cotarro, el que orquestaba las emociones. Al que te agarrabas con fuerza siempre para darle las gracias por existir y estar ahí para mí, para nosotros, cada Navidad.

Esos nosotros, peques todos, esperábamos con ansia que se abriera la puerta de casa y apareciera el magnánimo Padrí con el Tronc de Nadal.


Historia de la tradición del "tió de Nadal"
(corto-pego solo la historia, pero es que lo explica muy bien)

El "tió" no era en principio otra cosa que el tronco que ardía en el hogar: el fuego a tierra.
Un tronco que, al quemar, daba bienes tan preciosos como el calor y la luz, y que de forma simbólica ofrecía presentes a los de la casa: golosinas, barquillos, turrones. Aún podemos encontrar, en los pueblos, casas en las que el "tió" es un gran tronco que se pone a quemar en el fuego de tierra unos días antes de Navidad.

A partir de ésta forma más primitiva el "tió" evoluciona: El "tió" es un tronco mágico que un día cercano a la víspera de Navidad, llega a casa llamando a la puerta. Quien esté en casa le abre y hay que cuidarle, taparle con una manta para que no pase frío y darle de comer hasta el día 24 por la noche, momento en que se "caga el Tió".

Originariamente, ninguno era igual porque simplemente era un tronco grande al que un adulto le pintaba una cara como quería. (ASÍ ERA EL TRONC DE NADAL DE MI PADRI, RUDIMENTARIO PERO AUTÉNTICO y no llevaba barretina).
Posteriormente, como en las ciudades la gente lo tenía más difícil para adquirir un tronco, y porque de todo se puede hacer negocio, se empezaron a vender "Tions". Todos los que se venden son mas o menos iguales: suelen llevar una barretina, tienen una cara sonriente y muy a menudo también dos patas delanteras.

Tradicionalmente se pone el Tió en la cocina o en el comedor cerca del fuego, si se tiene. Para comer se le da pan seco, algarrobas, mondas de naranja o de mandarinas, u otras frutas. Actualmente, hay quien le da otras cosas más ricas como chocolate. También hay que darle agua para beber. Gracias a los cuidados, el "Tió" podrá "cagar" los regalos.
De una forma u otra el "tió" tiene un mismo objetivo: ofrecer regalos a los de la casa. Regalos que han variado con el tiempo: primero eran básicamente dulces, barquillos y turrones lo que necesitaba para celebrar la fiesta; hoy hay un tendencia a utilizar el "tió" para dar presentes de más envergadura. Aun así, hay que diferenciar la tradición del "tió" de otras costumbres y personajes navideños. El "tió" no ha sido nunca una máquina de traer regalos.
El "tió" se hace cagar, según la costumbre de cada casa, la noche de Navidad - Tradicionalmente después de la Misa del Gallo - o el mismo día de Navidad. Y por aquello de que los pequeños van a visitar otras casas de la familia, los hay que continúan trabajando el día de San Esteban.
A diferencia de otras costumbres y personajes, procedentes de culturas de otros países, de los cuales sólo conocemos la forma más superficial (árbol de Navidad, Papa Noel, etc.), el "tió" ha conservado todo un ritual tradicional. Hacer cagar al "tió" es una ceremonia doméstica o de pequeña comunidad (escuela, grupo de amigos) que consiste en el canto de una o más canciones características para acabar finalmente golpeando el tronco con fuerza.

                          Canción del "tió de Nadal"
                                 (ayyy -suspiro- que recuerdos....)

Caga tió -caga tió-
ametlles i torró -almendras y turrón-
no caguis arangades -no cagues arenques-
que són massa salades -que son demasiado salados-
caga torrons -caga turrones-
que són més bons -que son más buenos-
Caga tió -caga tió-
ametlles i torró -almendras y turrón-
si no vols cagar -si no quieres cagar-
et donaré un cop de bastó -te daré un golpe de bastón-
Caga tió! -caga tió!-


En mi casa las dos primeras frases de esta canción tradicional tenían una variante, empezabamos así: "Tronc de Nadal, caga turrons, no caguis etc....". Además, nunca le llamamos tió, siempre Tronc de Nadal, como en muchas otras casas (pero como se sabe las tradiciones en cada hogar se hacen como gustan ;).

Mi padrí nos tenía durante una hora haciendo cagar al tió, tapado con una manta (puesto que sino veíamos lo que cagaba, y tenía que ser sorpresa hasta el momento que había cagado, entonces lo tocabas con las manos y adivinaras qué era), y cuando terminábamos de cantar la canción (mientras le dábamos cada uno bastonazos con nuestros respectivos bastones), nos lanzábamos como almas que se lleva el diablo debajo del tronc y algunas veces....¡¡¡había arenques!!!! jajaja que asco...aun me acuerdo alguna vez sacar con las dos manos un arenque fresco que a mi me parecía del tamaño de una merluza.... que asco y que divertido era...., nunca sabías si iba a cagar dulces y caramelos o pescado.

Lo recuerdo con mucha emoción.

-------------------------------Feliz Navidad a todos-----------------------------------

lunes, 2 de mayo de 2011

Hay muchos días que me acuerdo de mi padrí (mi abuelo paterno) y rememoro sin poder, ni querer evitarlo, recuerdos buenos de mi infancia.
Alguna que otra vez he hablado de él en Divagando Divagando, así que sus lectores sabrán lo especial que fue para mi el padre de mi padre, y lo mucho que me llegó a marcar su vida y su muerte; tanto...que jamás he podido olvidar ni un sólo minuto de los que me regaló, siendo que este año hace 20 años que murió.
Aún hoy por hoy, sabiendo que en su día, él como muchos de mis ascendientes, fueron protagonistas de los periodos convulsos que les tocaron vivir, participando activamente en la política de su tiempo (debe ser el único gen parecido que corría por las venas de ambas familias de tan polos opuestos, la de mi madre y la de mi padre); aun así...hay cosas que me quedan por descubrir de mi abuelo y de su historia. 
Misterios, tabúes, incógnitas de dos familias, que el destino quiso unir a través de un rosal de espinas y que el silencio soldó para ser él quien regara ese rosal. 

Cuando yo nací mi abuelo ya llevaba tiempo siendo abuelo, era un papel que le venía a la perfección porque él adoraba a los niños, a pesar de que no pudo criar a ninguno de sus hijos por motivos económicos. 
Mi padrí te regalaba besos sin tocarte más que para el primero y el último (el de recibimiento y el de despedida, que encontrabas de golpe haciendo que te vieras envuelta entre sus brazos, sintiendo como si estuvieras dentro de una madriguera, a salvo y tranquila); a él no le hacía falta darme más besos, sabía darte cariño como un maestro de la mente y los signos corporales, transmitía con sus bromas, sus guiños, sus silencios con sonrisa y sus actitudes más de lo que nadie me ha transmitido jamás (tal vez lo de la mala expresión oral me venga de él...); hacía que te sintieras en el carnaval de la felicidad. 
Te dejaba equivocarte... si, me sentía niña; de hecho, siempre junto a él pensé que era la niña con más suerte del mundo. Sentía que merecía a mi padrí. Siempre contaba los días y minutos para volver a verle y cuando llegaba la Navidad y él cargaba su Tronc De Nadal hasta mi casa, aquello era un sueño.
Cuantas veces de renacuaja, en el asiento de atrás de su lata de sardinas, hacía que mirara al cielo al exclamar...¡NO, mira! mira! un elefante volando! y yo miraba...no lo veo padrí...¿donde está..?. jolines NO, ya te lo has vuelto a perder.
Cuantas veces miraría  al cielo después y sigo mirando pensando en él....
Él, su perra (la Vinga -venga en castellano- un tekel negro de pelo corto y duro, al que ahora el mio, Lucas, me recuerda mucho), mi hermana SunSun y yo solíamos sentarnos en un terraplén de un bancal del pueblo donde mi padrí y mi padrina vivían en una casa alquilada (después de vivir muchos años en el Molino; nunca tuvieron una casa en propiedad); los cuatro, comiéndonos un popeye cada uno; es una imagen que guardo en la memoria a largo, corto, medio e inmediato plazo; estará ahí siempre.
Esa imagen y la de dos pedugas en el antiguo campo de fútbol del Lérida, un barrizal, al lado de las atracciones (cuatro cosas para entonces...), donde SunSun y yo mientras mi abuelo miraba el fútbol al lado de la barandilla, nosotras jugábamos a dar vueltas sobre ésta y esperábamos con ansia el descanso del partido, porque sabíamos que nos montaría en alguna atracción.
Siempre recordaré que el deseo de toda la vida de mi padrí era ver al Lérida en primera división....y éste subió a dicha división justo al año siguiente de morir mi abuelo; nunca en su historia había subido a primera y lo hace cuando mi padrí no lo podía ya ver.. !mierda de equipo!. Le hicieron un estadio en condiciones, que es el que ahora está y bajó a segunda tan rápido como subió a primera, donde nunca más ha vuelto a estar.

Mi padre en Ilerda tenía su trabajo, todos los días, como todos, excepto los fines de semana (sino le tocaba viajar por trabajo..). Además de su trabajo en una empresa de cuyo nombre no consigo olvidarme...que cruz... tenía varios puestos (dos pollerías y dos hueverías) en dos mercados, el Mercat de Cappont y el Mercat de Fleming; ambos mercados municipales y que se crearon en la ciudad cuando yo tenía cuatro o cinco años, si no recuerdo mal.
Ahora ya no existen las hueverías en los mercados y los huevos que compras suelen estar en puestos de diferentes ámbitos, carnicerías sobretodo, y colocados en hueveras; antes los vendíamos en bolsas, así que, lógicamente...la huevería era el último lugar donde las amas de casa venían a comprar antes de irse a su hogar = los huevos tenían que quedar siempre en lo alto del carrito de la compra para que no se reventaran en la bolsa. Los caracoles se vendían como hoy día se siguen vendiendo, en sacos de red por kilos.
Mi padre se montó estas dos pollerías y estas dos hueverías con su mejor amigo (que aún sigue siéndolo), y debido a que la empresa donde trabajaban ambos era una empresa avícola (donde empezaron los dos de comerciales y terminaron de directivos, uno de ventas y el otro de cuentas), manejaban el producto y dirigían los puestos del mercado, además de generar puestos de trabajo.

Me encantaba estar en el mercado, supongo que de ahí me viene el encanto que me producen los mercados... , las ferias de artesanía..las gastronómicas, los mercados árabes, el del Carmen en Tel Aviv etc... todo lo que reuna puestos en el exterior me gusta, colores y aromas, los sentidos se me disparan y el tiempo se volatiliza.
Pero como podéis imaginar lo que más me gustaba de estar en el mercado era que ahí siempre estaba mi padrí vendiendo huevos y caracoles. Y como no....ahí estaba yo con él, siempre que mis padres me dejaban. A la tierna edad de ocho y nueve años SunSun y yo solo pensábamos en aprender a vender huevos y caracoles tan bien, que mi padrí estuviera orgulloso de nosotras. Nos costó convencerlo para que terminara por permitírnoslo, y siempre fue por acuerdo tácito entre los tres y a hurtadillas de mi padre.
SunSun y yo nos poníamos sentadas en el suelo del puesto y mi padrí nos daba un ejemplar de los diferentes tipos de huevos y de los diferentes tipos de caracoles, y nos enseñaba las diferencias y sus nombres para que los aprendiéramos; más tarde vino el acordarnos del precio de cada tipo....¡¡ya se olía que pronto llegaría el día que nos dejaría vender con él!!! Así fue, mi padri llegó a estar tan orgulloso de lo rápido que aprendimos y de como vendíamos subidas a un taburete y cómo con nueve años cobrábamos bien y dábamos las vueltas mejor, que incluso alguna vez lo echamos del puesto para que se fuera al bar del mercado a desayunar y descansar. Fue mi primer compañero de trabajo, y por supuesto el mejor que tendré, de eso estoy segura.

Recuerdo la única ocasión en la que le fallé en el puesto. Las mujeres pasaban por la huevería antes de marchar para casa y tenían la costumbre de ser también el primer lugar por donde pasar para dejar el recado de lo que querían y recogerlo ya preparado, al marcharse del mercado. Evidentemente, para unas niñas de nueve o diez años las mujeres de 40, 50, 60 y 70 años nos parecían iguales; todas con su pelo corto y cardado impoluto con un litro de laca (finales de los ochenta...viva la era del aniquilamiento masivo del cuero cabelludo a discreción y sin contemplaciones con productos químicos abrasivos); todas con el carrito, monedero en ristre, y blusas sedosas horteras, de hombreras como mi cabeza una en cada lado, y gafotas gigantes que apenas te dejaban apreciar la cara de la que te hablaba, con cristales tintados de leves tonalidades amarillas o verdes.
De esta guisa un error tarde o temprano teníamos que tener, y así llegó el único error que tuvimos en todos los días que estuve con mi padrí vendiendo huevos. El día DEL FALLO mi padrí se había ido a tomar café al bar del mercado; una de estas señoras me dejó el recado de lo que quería para pasar a buscarlo al final de la mañana e inmediatamente otra señora muy parecida a la anterior hizo lo mismo; la primera que vino a buscar su pedido fue la segunda y a ésta le di y cobré el encargo de la primera y a la inversa con la otra.
Se montó un cisco. Fui a buscar a mi padrí al bar y resolvió el entuerto, siendo que las señoras no se habían enfadado (lógico...les atendían dos crías); pero mi padrí si se enfadó....cuando se fueron las señoras nos gritó y nos castigó debajo del mostrador dentro del puesto. Sentí morirme. Mi abuelo enfadado...nunca jamás lo había visto enfadado...nunca; se le pasó pronto, y nos pidió perdón, nos besó y vi como se le enrojecían los ojos; todo pasó.

Después con el tiempo asocié lo que ya le empezaba a ocurrir a mi abuelo...que estaba enfermo, tenía cáncer de vejiga. SunSun y yo meses antes de este hecho empezamos a notarlo más cansado de lo normal...pero jamás oí una sola queja de su boca, jamás. El día que presencié su infarto en el mercado y lo vi en el suelo (imagen que no se me va de la cabeza) sentí de nuevo morirme; las dependientas de la pollería de mi padre me despegaron del brazo de mi abuelo que yacía en el suelo, a pesar de mis patadas y mis arañazos; se lo llevaron al hospital y se recuperó; pero ya no podíamos ir al mercado...ni él, ni nosotras.
Cuando mi madre meses después nos confirmo que mi abuelo tenía cáncer lloré....lloré....lloré...y lloré...no podía ser, otra vez el maldito cáncer... ¿qué era eso del cáncer que me estaba jodiendo la familia? pero jamás lloré delante de él; pensé que se salvaría o al menos eso quise pensar, si recién se había salvado mi hermano ¿porqué no mi abuelo? mis padres sabiendo la relación que teníamos SunSun y yo con nuestro padrí, nos dejo estar horas y horas con él en el hospital, a pesar de que su estado físico se iba degradando cada vez más; luego supe que mi abuelo se lo había pedido a mis padres, fue voluntad suya, quería morirse con nosotras a su lado.
Lo paseábamos en la silla de ruedas pasillo arriba pasillo abajo en el hospital y nos turnábamos SunSun y yo, una tiraba de la silla de ruedas y la otra le daba la mano, siempre nos peleábamos por éste último puesto. Las enfermeras nos adoraban. Viví su cáncer día a día. Sufrió mucho, lo pasó muy mal, pero no le oí ni una sola queja.
Mi padrí fumó toda la vida y fumó mucho; yo sabía que el pensaba que prefería morir antes y vivir feliz mientras pudiera, era su filosofía de vida y yo la respetaba (por eso le daba popeyes a su perra), pero supongo que jamás pensó que moriría tan poco a poco y sufriendo tanto..
La última vez que ví a mi abuelo fue en el hospital estirado en la cama, mi madre nos dijo que nos despidiéramos de él, algo que me sonó muy raro (siempre me despedía de mi padrí); primero él le dio dos besos a Crudins, luego a SunSun y después me agarró del brazo y me dijo que me acercará al oído que tenía un secreto para mí; me dijo: `prométeme NO que cuando yo no esté aquí, te encargarás de los puestos de mercado y los atenderás tú, que lo haces muy bien´ le susurré que se lo prometía sintiendo como la sangre se me había bajado totalmente a los pies, y que apenas me salían las palabras del nudo que tenía en la garganta, eso quería decir que se moría..; me dijo que me quería mucho y le dí un abrazo y un beso fuerte.

No me dejaron volver a verlo; murió 4 meses después. Recuerdo como nos dió la noticia mi madre a SunSun y a mi y recuerdo no volver a ser la misma persona desde entonces.

A los 9 meses de morir, a mi padre le trasladaba la empresa a Zaragoza porque ésta  se había fusionado con una multinacional francesa y le habían ascendido (a su mejor amigo ya le habían trasladado un año antes), y por lo tanto, mi padre vendió los puestos del mercado; grité, grité y grité...no podía venderlos!! le conté a mi madre la promesa que le había hecho a mi padrí. Ya estaba hecho.
Seguro que mi padrí se meo de la risa cuando defendí mi promesa ;)

 

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